Mujeres indígenas de Risaralda conforman una guardia femenina para protegerse de las violencias

A raíz de los casos de maltrato y de vulneración hacia las mujeres embera, mujeres indígenas de más de 15 comunidades del resguardo Gito Dokabu y la zona Catia, conformaron la primera Guardia Indígena Femenina del territorio.

La creación de esta guardia fue uno de los principales acuerdos alcanzados durante la asamblea territorial “Tiempos de Mujer, Tiempos de Paz”, realizada el pasado 13 de junio en la comunidad de Kemberde en Pueblo Rico, Risaralda.

En el encuentro, liderado por Ángela María Maya Maya, rectora de la Institución Educativa Indígena Dachi Dada Kera.

“A raíz de toda la situación de maltrato y de vulneración de derechos que se han se han venido evidenciando en las comunidades indígenas en el trato para con las niñas, jóvenes y mujeres emberas. Con este fin se realiza esta asamblea en la cual participaron mujeres indígenas de más de 15 comunidades”, dijo Maya. 

En la asamblea estuvo presente Bienestar Familiar, la Defensoría del Pueblo, Contraloría, la Procuraduría, la Fiscalía, la congresista Carolina Giraldo y la oficina de Secretaría de Mujer del departamento de Risaralda.

La principal razón de la asamblea es capacitar a las mujeres indígenas para que levanten la voz cuando tengan situaciones de maltrato.

“Donde lo que se busca es poder empezar a capacitar a las mujeres para que ellas mismas alcen su voz y le digan no más al maltrato en contra de las mujeres”, dijo Maya.

Junta de mujeres

Uno de los acuerdos que se lograron fue la conformación de una junta de mujeres que serán capacitadas para que ellas ayuden a identificar situaciones de riesgo dentro de sus comunidades. 

“La junta de mujeres está conformada por mujeres líderes de diferentes comunidades, las cuales van a ser capacitadas para que ellas ayuden también a ejercer un liderazgo dentro de sus comunidades y se pueda empezar a hacer un proceso de reclamar y de exigir el respeto por sus derechos”.

La formación estará a cargo de las entidades departamentales que asistieron a la asamblea y de acompañar el proceso de capacitación, encargándose de velar por la seguridad de las mujeres indígenas. 

“Si bien es una realidad que nuestras mujeres indígenas al interior de sus comunidades, no solo en Risaralda, sino a nivel nacional, se enfrentan a situaciones de maltrato y de vulneración de derechos, necesitamos que se pueda hacer procesos de capacitación, de apoyo, de acompañamiento para que ellas puedan levantar su voz, exigir el respeto por sus derechos, exigir que se les trate con dignidad”.

Guardia indígena femenina

Otra de las medidas que tomaron en el encuentro fue la creación de la guardia indígena femenina, que estará en constante comunicación a través de redes sociales para avisar de las situaciones que sucedan en cada resguardo. 

“Se conformó un grupo de WhatsApp de mujeres de diferentes comunidades también con el ánimo de que ellas por medio de de de de esta red puedan compartir, puedan avisar, puedan reportar los diferentes abusos o violencias a las que alguna de las mujeres en sus comunidades se vea expuesta y entre todas poder brindarle el apoyo y la ayuda que necesita”.

La violencia no es cultura

Carolina Giraldo, Representante a la Cámara por Risaralda, estuvo presente en la asamblea en Pueblo Rico y mencionó que no se pueden justificar actos violentos contra las mujeres bajo el argumento de cultura o tradición. 

“Nadie puede decir que el derecho propio implica castigos violentos hacia las mujeres. Eso es falso. La violencia no es cultura. Lo que está por encima son los derechos humanos de las niñas, de las mujeres, y de todos los colombianos y colombianas”, afirmó.

Además, la representante subrayó la necesidad de programas de formación y capacitación, así como de rutas claras de atención para las mujeres indígenas. 

También destacó que muchas de las lideresas han mostrado interés en el proyecto de ley que busca erradicar la ablación en el país, lo cual demuestra su voluntad de transformar sus comunidades desde dentro.

“Las mujeres están buscando no solo capacitarse en derechos, sino también desarrollar emprendimientos, generar oportunidades y salir adelante. Necesitan todo nuestro apoyo y el compromiso de las instituciones”, concluyó.

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