
De Manizales al espacio: la inspiradora historia de Caleb, el niño inventor con el sueño de ser astronauta

Un pequeño soñador con grandes ideas para el futuro de la humanidad. Así es Caleb Gabrielle Medina Baloa, un niño venezolano de 8 años que vive en Manizales y que, gracias a su creatividad y pasión por el espacio, logró destacarse a nivel mundial al obtener el segundo lugar en el Mars Innovation Challenge 2025, un concurso internacional respaldado por Explore Mars y la reconocida divulgadora científica Janet Ivey.
El reto, que busca fomentar ideas innovadoras sobre cómo establecer vida humana en Marte, reunió este año a 240 equipos de estudiantes de todo el mundo. Caleb, con apenas 8 años, participó con el apoyo de su profesora Luisa Fernanda Arenas de la Institución Educativa Gran Colombia, donde actualmente cursa cuarto grado tras ser promovido por sus altas capacidades académicas.
Su proyecto se centró en crear una nueva fuente de energía llamada “Energía Néctar”, basada en el aprovechamiento del óxido de hierro presente en las rocas y el suelo marciano. A partir de este mineral, Caleb propuso generar combustible para un molino-láser fabricado en titanio, capaz de generar calor en un entorno tan hostil como el planeta rojo.
La idea va más allá: ese calor simularía un efecto invernadero que permitiría derretir el agua congelada que cae en forma de nieve o escarcha marciana, recolectándola en estado líquido para su uso en cultivos y necesidades básicas. El mismo sistema, además, produciría energía eléctrica que alimentaría un domo y un búnker subterráneo, capaces de alojar vida terrestre: plantas, animales y seres humanos.
Todo esto lo plasmó Caleb en un ensayo de 750 palabras y un modelo 3D diseñado por él mismo en la aplicación Tinkercad. La iniciativa fue guiada durante su etapa preparatoria por el astronauta y docente Javier Montiel, y superó a cientos de propuestas de estudiantes mayores, logrando un puntaje de 41 sobre 45.
"Desde los tres años Caleb habla del cosmos. Me decía que venía del Sol", recuerda su madre, Tahiana Baloa, emocionada por el logro de su hijo. "Él siempre ha sido un niño diferente. Es autista de alta funcionalidad, y quiere ser astronauta. Esto representa no solo un logro personal, sino también un orgullo para nuestra comunidad azul".
Caleb recibió certificados oficiales de participación y reconocimiento, y espera que su colegio celebre este triunfo una vez se reanuden las clases tras las vacaciones de mitad de año.
Su historia es también símbolo de integración: un niño inmigrante venezolano que encontró en Manizales la oportunidad de desarrollar su talento y ser parte de una conversación global sobre el futuro de la exploración espacial.
Hoy Caleb continúa trabajando en nuevas ideas, decidido a no detenerse. Sueña con sus propias investigaciones y ya desarrolla otros proyectos de innovación. Porque, para él, Marte no es un límite: es el comienzo, según comenta su madre.
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