Manizales: más alerta ante alumnos que expendían alucinógenos en sus colegios; Alcaldia, firme con acciones

Las sombras del consumo de drogas, salidas de entornos violentos en barrios o familias, se filtran por las porterías, corredores, salones y otros espacios de colegios. La alerta roja lleva encendida varios años. La situación pasa de castaño oscuro: En Manizales en el último año y medio identificaron a cuatro alumnos que ingresaban estupefacientes en igual número de instituciones educativas.

El reporte de la Alcaldía señala que con seguimientos detectaron que dos de los jóvenes forman parte de una familia desde la cual expenden alucinógenos.

“Estamos hablando de menores instrumentalizados para portar sustancias psicoactivas que las pudieran comercializar con sus compañeros, dentro o fuera de la institución”, explica el secretario de Educación de Manizales, Andrés Felipe Betancourth.

El testimonio de una maestra, que prefiere reservar su nombre por tratarse de menores de edad y algunos asuntos judiciales, indica que las raíces del consumo y comercialización obedecen a que hay estudiantes provenientes de entornos difíciles. “Vulnerables”, dice.

“Trabajé 10 años en un plantel público. Para mí, los otros docentes y directivos fue algo muy retador. El colegio debe estar muy alerta en que no haya un riesgo para el resto de alumnos, pues se puede deribar en violencias, peleas y otros”, añade.

Panorama

El secretario dice que la drogadicción, sus orígenes e implicaciones fueron temas desde la candidatura del hoy alcalde, Jorge Eduardo Rojas. En sus recorridos de campaña, recuerda, comunidades le plantearon la gravedad del asunto.

“Estaba detectado, ya que Manizales era, con Caldas en general, uno de los departamentos con más alto índice de consumo de psicoactivos en adolescentes”, expresa el funcionario.

En septiembre pasado la Gobernación de Caldas elevó su preocupación ante los resultados de la Encuesta Nacional Escolar:

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Caldas ocupa el primer lugar en el consumo de vapeadores con una prevalencia del 22%. O sea, más de una quinta parte de escolares los ha usado.

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Presenta el mayor consumo de LSD con prevalencia del 2,29%.

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Tiene el segundo en consumo de marihuana, con prevalencia del 8,9%.

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En Popper tiene una prevalencia del 3,4%, segundo en el país.

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En pegantes, se posiciona en el segundo lugar, con prevalencia del 1,8%.

En ese momento el subdirector de Salud Pública de la Direccción Territorial de Salud de Caldas, Jorge Rubio Jiménez, agregó “... Caldas ocupa el tercer lugar en consumo de licor en la población escolar, con prevalencia del 38,59%; eso significa que casi 4 de cada 10 estudiantes han consumido licor”.

En acción

El 24 de enero del 2024, frente al Instituto Universitario, rodeado por alumnos, maestros, padres, miembros del ICBF, Policía, concejales y comunidad, el alcalde sancionó el Acuerdo que restringe el consumo, fabricación, distribución y comercialización de sustancias psicoactivas en entornos escolares, parques y otros espacios públicos.

El secretario de Educación dice que esta medida de prevención ha tenido sus efectos favorables. “Eso sí, requiere para su aplicación una coordinación entre colegios, padres, Policía e ICBF”.

Agrega: “Tenemos preocupación por el tema, ya que puede afectar tanto la salud mental de los estudiantes y la convivencia escolar”.

Narra que han tenido casos de estudiantes consumidores. Al citar al familiar o acudiente, este ha llegado agresivo, bajo efectos del consumo y con acciones intimidatorias contra maestros y directivos.

Betancourth comenta que “en nuestro ejercicio de escuelas de padres nos encontramos que en distintas acciones que hacemos o acompañando situaciones de convivencia, los estudiantes son el reflejo de situaciones que ven en el hogar”.

Considera que el ejemplo en casa desde los primeros años puede determinar el comportamiento de los hijos. Y también en el colegio, un docente no puede ser ejemplo de consumo de alcohol u otra sustancia en un entorno escolar.
“Lo de los estupefacientes hoy nos pone unos retos adicionales en los que principalmente, además de la actuación institucional, necesitamos la ayuda y cooperación de los padres de familia”.

Testimonio de una docente

La docente, entrevistada para esta nota, comenta cómo en la práctica han atendido a estudiantes afectados por estupefacientes:

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“Uno tiene que recibirlos con un proceso psicológico, corroborar que efectivamente tengan atención en salud, ya que deben tener seguimiento y caracterización para que efectivamente sean chicos que hayan sido desintoxicados y que estén asistiendo a terapia”.

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“Que si de pronto tienen alguna recaída no sean un riesgo en la misma institución para sus otros compañeros. Son personas que pueden presentar signos de violencia con otros, entonces, se pueden generar peleas”.

“Los colegios deben asegurar una buena atención. Las clases con ellos tienen que ser un poco distintas. Como ellos han perdido el interés y la motivación por el estudio, uno debe empezar a recuperar un poco su proyecto de vida, que se sientan de nuevo útiles, importantes, trabajarles la autoestima, la gestión emocional”.

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“Irles trabajando también lo académicó para no se atrasen en el proceso formativo que se requiere para que sean profesionales o que se desempeñen en alguna carrera universitaria, técnia o tecnología. Que desarrollen competencias”.

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“Tuvimos muchos casos exitosos de estudiantes que se recuperaron, regresaron nuevamente al estudio formal”.

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“Dos estudiantes lograron ser personero y personera de la institución, cuando eran casos perdidos, uno no creía que se recuperarían. Lograron encaminarse, pues transformaron su proyecto de vida”.

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“Es importante que los profesores y los colegios brinden proyectos y estén dispuestos para atender a esta población, es lo que necesitamos para estos jóvenes. Hay muchos que viven en condiciones muy precarias, y los educadores podemos ayudar a resolver unas problemáticas de ellos”.

La Alcaldía, al frente del tema

Andrés Felipe Betancuorth, secretario de Educación de Manizales, expone una radiografía detallada de la situación, la cual reproducimos en gran parte por su utilidad para comunidades educativas.

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“Lo primero es que es una preocupación que tenemos y que había estado detectada en su momento como una de las grandes problemáticas del entorno escolar, cuando el propio alcalde estaba en su momento como candidato”.

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“Era uno de los ejes que estaba y una de las acciones en su propuesta de gobierno, porque ya desde antes, habiendo hecho el recorrido y conversando con diferentes personas de las comunidades educativas, se estaba planteando que Manizales era uno de los lugares, y Caldas en general, el departamento de Caldas, como uno de los departamentos con más alto índice de consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes”.

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“No solamente de las drogas sintéticas que conocemos, sino también el consumo de alcohol. Por ejemplo, que en Manizales y Caldas se reportaba en su momento que estaba iniciando a muy temprana edad y que había una alta proporción de jóvenes en edad escolar consumiendo tanto alcohol como otras sustancias psicoactivas”.

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“Por eso fue que el año anterior, uno de los primeros proyectos de acuerdo que se le presentó al Concejo fue el que prohibió el porte, consumo, venta de cualquier sustancia psicoactiva y de alucinógenos en los alrededores de colegios, parques, iglesias, escenarios culturales, es decir, lugares donde pudiera haber congregación de menores de edad y que pudieran tener algún riesgo de caer en el consumo de sustancias o de ser objeto de las personas que trafican con este tipo de sustancias”.

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“Eso, en primer lugar, como una medida, digamos, de prevención, que hay que decir que ha tenido su efecto, aunque requiere para su aplicación una coordinación entre las instituciones educativas, los padres de familia, la Policía Nacional, el ICBF. Es decir, requiere una acción constante y coordinada de muchos actores”.

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“Lo anterior, porque aunque tengamos todo este tipo de medidas, vemos que quienes promueven las actividades ilegales siempre están permanentemente buscando cómo superar las restricciones que la norma les impone”.

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“Nosotros tenemos preocupación por el tema, por lo que puede afectar tanto la salud mental de los estudiantes, como también las situaciones de convivencia”.

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“Vemos también con preocupación como en varias instituciones educativas hemos detectado situaciones de convivencia, pues que no puedo dar detalles, pero sí tenemos en seguimiento con la Policía Nacional. Algunas instituciones en las que nuestros estudiantes están siendo usados por redes de microtráfico o por personas, tampoco puedo decir si son redes o no, pero personas que inducen a los menores de edad a portar y vender sustancias psicoactivas al interior de las instituciones educativas”.

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“Lamentablemente hemos detectado en este año y medio que llevamos nosotros en el Gobierno municipal, cuatro instituciones educativas, con estudiantes que no solamente eran consumidores, sino especialmente expendedores”.

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“Son temas que están en materia de seguimiento de las autoridades respectivas, y a través de los cuales la Policía Nacional también nos ha ayudado con seguimientos que han permitido no solamente identificar quiénes son los chicos que se han visto involucrados en estas conductas”.

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“En una par de esos casos se identificó que era desde su propia familia, desde donde surgía esa instrumentalización de los menores de edad para que fueran ellos portando sustancias psicoactivas que se pudieran comercializar al interior de su propia institución o con sus compañeros por fuera de la institución”.

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“Es decir, en virtud del acuerdo que se expidió el año anterior, seguramente la Policía nos ayudaba a controlar que no haya consumo, que no haya porte o que no haya venta cerca de las instituciones educativas. Pero no pueden restringirle a un estudiante que va hacia su colegio, restringirle el acceso. Tampoco hoy día, esa discusión la hemos tenido con rectores y con la Personería Municipal, nosotros no podemos hacer requisas. Las instituciones educativas no pueden hacer requisas. Y tampoco debemos llevar a la Policía a que haga operativos o requisas al interior de una institución educativa. Eso en otras ocasiones, cuando esto no estaba regulado, se cometieron algunos abusos y se afectaron los derechos de los estudiantes”.

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“Entonces eso hoy nos pone con unos retos adicionales en los que principalmente necesitamos es la ayuda a la cooperación de los padres de familia. Por eso, es que es frustrante cuando por mencionó que en este año y medio hemos detectado dde la venta al interior de instituciones”.

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“Hay una necesidad de articularnos mucho más con los padres de familia y con los cuidadores para tratar de mitigar y de menguar. Hay algunas situaciones a las que nosotros le hemos hecho seguimiento. Promovemos prácticas y conductas preventivas”.

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“Menciono también el tema del consumo de licor, porque no solamente se trata de las drogas sintéticas las que suponen riesgos, sino también que un menor de edad bajo el efecto del licor también pierde control, también se expone a riesgos de distinta naturaleza. El uso de algunos elementos que muy fácilmente pueden llevar al consumo de otras sustancias, como es el tema de los vapeadores”.

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“Nosotros en eso, si bien no hay una regulación que establezca la prohibición expresa para los vapeadores, nosotros sí tenemos y está establecido en las instituciones educativas desde los manuales de convivencia, la prevención. Y, digamos, la restricción para el consumo y el uso de vapeadores por lo menos en los horarios escolares”.

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“Sabemos que que muy fácilmente, así como puede haber sustancias que pudieran ser relativamente inocuas desde el punto de vista de ser sustancias psicoactivas, no necesariamente en cuanto a lo que pueda afectar el sistema respiratorio, pero que puede haber sustancias inocuas respecto de que sean adictivas, por ejemplo, o psicoactivas”.

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“Muy fácilmente, así como un muchacho en un vapeador puede poner un dispositivo que le ponga una sustancia inocua, también puede tener una que tenga un efecto psicoactivo. Y por eso, pues básicamente, nosotros tratamos de prevenir y de mitigar el uso, la costumbre en el uso del vapeador”.

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“Nosotros podemos hacer eso y controlarlo en el colegio. Pero puede ser que el alumno dentro de su morral lleve igual su vapeador, que incluso se lo regalaron sus papás. O porque sus papás también consumen, pues usan un vapeador. Reitero, no necesariamente una sustancia adictiva, no necesariamente una sustancia psicoactiva. Pero finalmente un dispositivo que está llevando al joven o le está permitiendo y le está generando una costumbre de uso. Que de ahí muy fácilmente puede ser presa un menor de edad de alguien que lo incentive al uso de una sustancia psicoactiva”.

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“Esto tiene que ser toda una cadena. Y de hecho, en estos días, recientemente, en las actuales sesiones ordinarias del Concejo, los concejales han suscitado discusiones que son muy relevantes para la prevención de cualquier factor de riesgo para niños y niñas en edad escolar”.

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“Los peligros en cuanto a su salud sexual y reproductiva, riesgos de abuso, de maltrato de cualquier tipo. Y, en este caso, que estamos hablando del consumo de sustancias psicoactivas, tenemos que actuar todos de manera muy coordinada”.

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“La institucionalidad tiene que garantizar no solamente que exista el marco legal que favorezca la protección de los menores, sino la efectividad en la acción. Por eso, digo la coordinación que tenemos que tener, tanto las autoridades administrativas como nosotros, que es una autoridad administrativa, como autoridades judiciales, como las autoridades de Policía. autoridades protectoras de los derechos de los menores como el ICBF. Que todos actuemos de manera muy coordinada para que no solamente mitiguemos los riesgos, sino también cada vez que identifiquemos un caso en que se le están siendo vulnerados los derechos a un niño o una niña, pues actuemos todos de manera coordinada y activamos las rutas de intervención institucional”.

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“Sin embargo, la efectividad de esto depende de que empecemos con los padres, y en los padres lo fundamental es un adecuado ejemplo. Nosotros empezamos a recibir a los niños de 5 años en transición, o digamos en instituciones educativas donde tenemos desde el prejardín, a los 3 o 4 años desde prejardín y jardín. Pero todo el proceso previo, que es donde un niño aprende básicamente por imitación... Esos primeros tres, cuatro años de vida de un niño son fundamentales porque todo lo que un niño, o sea, un niño desde que sale del vientre de su madre, todo lo que aprende en esos primeros años, lo aprende porque lo ve en su casa. Y lo que un niño ve en su casa, lo ve como legítimo. Entonces, si un niño ve violencia, empieza a legitimar la violencia. Si un niño ve consumo de sustancias, legitima el consumo de sustancias. Si un niño ve cualquier conducta inadecuada, eso es lo que va a reproducir, porque él crece, ese es su propio sistema de valores, crece asumiendo que eso es lo correcto”.

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“Entonces, lo primero en los padres, independiente de cuál sea su nivel de formación, su grado de escolaridad o lo que sea, es el ejemplo correcto. Cuidar sobre todo que lo ve uno como padre... No se trata solamente de un tema de autoridad moral, sino de poder decir, si yo no quiero que mis hijos consuman, mis hijos no debieran verme consumiendo. Si yo no quiero que mis hijos sean violentos, yo no debo ser una persona violenta. Eso es lo primero, educar desde el ejemplo”.

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“Ya lo que tiene que ver con todo un sistema de normas que ya son institucionales y demás, claro que nosotros como instituciones educativas tenemos responsabilidad, tanto los docentes de aula como los como los directivos docentes, tenemos que propiciar que haya siempre aplicación de una norma fundamental de institución educativa, que es el manual de convivencia”.

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“... cuando se nombra y se posesiona a un docente, y se le dejan clarear todas sus funciones y todas sus obligaciones. Y esa también es la de ser un formador. Y de nuevo, también ser formador con el ejemplo. Porque ahí también nosotros tenemos que ser reproductores de buenas prácticas, nosotros claramente desde las instituciones educativas promovemos unos códigos de conducta en los que por ejemplo un docente no debe estar departiendo en entornos de esparcimiento donde el docente como adulto pueda por ejemplo de consumir licor o alguna otra sustancia y que ahí estén sus estudiantes. Eso está prohibido, no se puede hacer”.

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“Nosotros respetando los espacios privados de los docentes y también de los estudiantes, no deben coincidir, no deben estar departiendo, no deben estar compartiendo escenarios que no sean diferentes del académico. En eso somos muy claros. Y esa indicación la tienen también los rectores. Y los rectores son promotores también de esas normas”.

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“Al interior de los colegios, la norma fundamental es el manual de convivencia. Y en ellos justamente estamos promoviendo, de manera conjunta con la Personería de Manizales, unas acciones de resignificación y actualización de eso manuales, que signifique que todos los miembros de una comunidad educativa, estudiantes, docentes, directivos docentes y padres de familia conozcamos los manuales, pero además seamos garantes de que se cumpla lo que los manuales establecen”.

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“Y los manuales de convivencia se ocupan de manera muy especial del tema de la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, primero como un factor protector en lo individual de la propia salud de los estudiantes en cada uno, pero también como un factor protector de la convivencia en colectivo, porque el uso, el consumo y el uso abusivo de sustancias psicoactivas, obviamente incrementa los riesgos y la afectación de la convivencia escolar”.

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“La ley que establece el Sistema Nacional de Convivencia Escolar es la 1620 del año 2013. Indica que hay tres tipos de afectaciones de la convivencia. Las tipo 3 son justamente las que ya tienen naturaleza que puede ser la presunta comisión de un delito. Desde una institución educativa, desde la Secretaría de Educación no podemos decir si una situación es delito o no, porque no somos los competentes. Claro, conocemos casos en que hay una lesión, que fácilmente se tipificarían como un delito, solo que lo que digo es que no nos corresponde a nosotros tipificarlo. Pero sí la activación de ruta, cuando se dan estas situaciones tipo 3, interviene, bien sea desde la Policía Nacional, tiene conocimiento del hecho y lo lleva hacia la Fiscalía. Y es finalmente la Fiscalía la que puede tipificar si hay o no la comisión de un delito”.

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“En el caso en que un joven de nuestras instituciones educativas esté vinculado con una actividad que se llegue a tipificar como un delito, pues sobre ellos aplica el sistema de responsabilidad penal adolescente, que es un sistema, diferente en cuanto a los términos de las sanciones y demás, y de la manera de los protocolos de cómo se trata a una persona que tiene una responsabilidad penal, pero que tiene una edad que le permite que sea que el sistema lo acoja de manera diferente”.

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“Nosotros mismos, dentro de la Secretaría de Educación tenemos unas instituciones educativas que se enfocan en trabajar con jóvenes vinculados al sistema de responsabilidad penal adolescente. Entonces, al mismo tiempo que el joven o el adolescente está cumpliendo con la sanción que se le imponga. nosotros no lo dejamos por fuera del sistema educativo, sino que al mismo tiempo fortalecemos, porque parte de lo que está para la sociedad, para nosotros como ciudadanos en general, eso nos pone como en una disyuntiva permanente, porque uno dice, no, pues justamente por eso es que las redes criminales buscan a menores de edad, porque la justicia no lo sanciona, no, no es que no lo sancione, lo sanciona de una manera diferente, hay un sistema alternativo para la sanción”.

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“No podemos renunciar es a la formación del ser humano, porque es un ser humano todavía en formación. Por tal motivo, tenemos en Manizales una institución educativa que se especializa en ofrecerles su formación académica a personas, a niños y niñas que están dentro del sistema de responsabilidad penal. Porque esperamos y damos fe de ello, porque varios casos se han documentado en estos últimos años de jóvenes que toman la opción de dejar el camino del delito y toman más bien la ruta de una formación integral y de una vida laboral convencional”.