
La fuerza laboral y sus desafíos
En Colombia se aprobó una reforma laboral que establece nuevos beneficios para los trabajadores y por ende genera nuevas cargas económicas para las empresas, lo que en concepto de instituciones como Fedesarrollo y el Banco de la República podrían representar la pérdida de unas 500 mil plazas de empleo con el fin de compensar en buena parte tales sobrecostos.
Sin embargo, luego de haber destinado tanto tiempo, desgaste en energías y controversias para mejorar aun más las condiciones de quienes disfrutan de un verdadero privilegio al disponer de trabajo formal (43% de la fuerza laboral) con todas las ventajas que les ofrece la legislación y que constituyen una minoría en Colombia, siguen quedando en un segundo plano dos retos fundamentales que deberían contar con la atención debida por lo que representan y continuarán representando de forma creciente.
Por un lado, la informalidad que abarca más del 60% de la fuerza productiva del país, representada en su mayoría por microempresas y emprendimientos que ocupan más del 50% de la población trabajadora, sin acceso real a los mismos beneficios con los que sí cuentan quienes laboran dentro de la formalidad. Para este sector debería existir una especie de legislación transicional que les facilite su tránsito hacia la formalidad y así logre la condición que impulse su crecimiento y desarrollo.
Igual los legisladores están en mora de acometer, con mayor atención el gran desafío, como también oportunidad que representa para el sistema laboral la incursión creciente de la inteligencia artificial (IA). Según estudio del Foro Económico Mundial, el 41% de los empleadores en el mundo prevé reducir su fuerza laboral en las áreas en las que esta tecnología puede automatizar tareas desplazando por lo menos a 9 millones de trabajadores, pero a la vez generar 11 millones de empleos nuevos. Según estimativos, la IA podría asumir más del 50% de las tareas que hoy desempeñan por ejemplo analistas de investigación de mercado (53%) y representantes de ventas (67%), mientras que el impacto en cargos directivos sería mucho menor, con automatización estimada en 9% y 21% para los dos casos.
Se fortalecerían a su vez capacidades de profesionales altamente calificados como electricistas, médicos o ingenieros al acceder a conocimientos avanzados y herramientas más precisas, permitiéndoles enfrentar desafíos complejos con mayor prontitud y eficiencia. Para las empresas, igual representa importantes desafíos, procurando mejorar las capacidades humanas y no sustituirlas, siempre sobre la base que nunca nuestra propia inteligencia puede ser desplazada, ni menos sustituida por la IA.
Al respecto el papa León XIV exhortó a las empresas que laboran en estos planes para que se rijan por un criterio ético que respete la dignidad humana, dentro de lo cual, por supuesto, debe considerarse su derecho al trabajo como medio fundamental de subsistencia, considerando el bienestar de la persona no solo material, sino también intelectual y espiritual.