María Natalia Marín, quien estaba junto a caldense asesinado en Perú, sigue desaparecida

María Natalia Marín, de Guática (Risaralda), es la mujer que fue secuestrada junto a un caldense en Perú hace unos días. Ella sigue desaparecida, mientras que Jorge Iván Duque Mejía, de Manzanares (Caldas), fue encontrado sin vida y con signos de tortura, como lo informó LA PATRIA el domingo 1 de junio.

Las autoridades peruanas han intensificado los operativos en zonas rurales y fronterizas, pero hasta el momento no han logrado localizar a la joven.

El caso ha captado la atención internacional debido a la gravedad de los hechos y la ausencia de avances significativos en las investigaciones.

El caso

Este martes 3 de junio fueron las exequias del manzanareño, natural de la vereda La Unión, Jorge Ivan Duque Mejía, reportado como secuestrado pocos días antes en Perú.

Duque Mejía, trabajador independiente, al parecer prestamista, fue encontrado en un canal de regadío con signos visibles de tortura.

Antes de su muerte, sus captores contactaron a sus conocidos mediante un video, donde bajo amenazas exigieron 50 mil soles.

El viernes pasado, fuentes policiales confirmaron que el secuestro ocurrió el domingo anterior. Los familiares del joven habían notificado a la Policía Nacional del Perú tras recibir material audiovisual donde se presionaba para el pago del rescate, contaron medios peruanos.

En las imágenes se escuchaba cómo se le daba a los allegados una hora para entregar el dinero, bajo amenaza de asesinar a la víctima.

Agentes asignados al caso corroboraron que, mientras el caldense se encontraba en manos de los criminales, el dinero de sus cuentas bancarias también fue sustraído.

Esto refuerza la hipótesis de que el crimen estuvo motivado por la extorsión, modalidad que ha presentado alarmantes cifras de crecimiento en el norte peruano en el último año.

Pagaron 20 mil 

Medios peruanos indicaron que amigos recogieron y pagaron 20 mil soles, pero no le respetaron la vida.

Ambas víctimas, según fuentes policiales, se dedicaban de manera independiente al otorgamiento de préstamos informales, una modalidad conocida popularmente como gota a gota, que se ha expandido en diferentes ciudades de la costa peruana y suele atraer a redes criminales dedicadas a la extorsión y la violencia.

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