
Columnista invitado: profes, padres cómo transformar plataformas de entretenimiento en aliadas de la educación

El juego de aprender: lecciones desde el mundo digital
Por Felipe Antonio Olaya Arias*
@olayafelipe
En una época en la que las pantallas dominan la atención de niños y jóvenes, surge una pregunta ineludible, ¿podemos transformar las plataformas de entretenimiento en aliadas de la educación? Más allá de la distracción, la música, los videojuegos, el streaming y los pódcast revelan un potencial pedagógico inmenso.
Lo que antes considerábamos solo ocio, hoy se proyecta como una herramienta invaluable para el aprendizaje. Plataformas como Spotify, YouTube, Netflix, Twitch y TikTok, que nacieron como espacios de consumo pasivo, han evolucionado hasta convertirse en vibrantes ecosistemas interactivos donde millones no solo se entretienen, sino que también aprenden.
Las cifras son contundentes, el informe Digital 2024 Colombia de DataReportal revela que más del 93% de los usuarios de internet en el país consume videos en línea semanalmente, y más del 67 % escucha música vía streaming.
Esta penetración masiva nos obliga a reflexionar sobre cómo aprovechar este acceso desde las aulas y los hogares.
La música, por ejemplo, ha demostrado un impacto positivo en la memoria, la concentración y la adquisición de lenguas extranjeras.
Herramientas como Lyricstraining, o simplemente el uso pedagógico de Spotify, permiten a los estudiantes practicar inglés o francés a través de canciones, mejorando su comprensión auditiva de forma lúdica y efectiva.
De hecho, estudios del MIT han comprobado cómo el ritmo y la repetición facilitan la retención de nuevos vocablos, especialmente en la infancia.
Los videojuegos han dejado de ser únicamente pasatiempos. Hoy existen experiencias diseñadas con fines educativos específicos, como Minecraft, Education Edition o Duolingo ABC.
Incluso títulos tradicionales como Age of Empires o Civilization se han utilizado eficazmente para enseñar historia, estrategia y pensamiento crítico.
Con el 62 % de los jóvenes colombianos entre 16 y 24 años jugando semanalmente, según Newzoo, ignorar esta actividad masiva sería un error.
De manera similar, el contenido educativo ha ganado un protagonismo innegable en plataformas como YouTube o TikTok. Canales de ciencia como Date un Vlog, de Javier Santaolalla, o formatos de “aprende en un minuto”, acumulan millones de visualizaciones. En TikTok, el hashtag #AprendeEnTikTok supera los 30 mil millones de vistas a nivel global.
Esto nos lleva a una pregunta crucial, ¿estamos listos como sistema educativo para integrar estos nuevos lenguajes?
Los pódcast, por su parte, están marcando una nueva era para la comprensión auditiva y la escucha activa. Plataformas como Spotify,
Audible y Podimo ofrecen una amplia gama de contenidos educativos sobre filosofía, ciencia, literatura y liderazgo, muchos de ellos creados por docentes y expertos. En Colombia, más de 9 millones de personas escuchan pódcast regularmente, con un crecimiento del 22 % en el último año, según PwC.
El verdadero desafío no radica en simplemente usar estas plataformas, sino en integrarlas con una intención pedagógica clara y bien definida.
Esto exige una serie de pilares fundamentales, formación docente en habilidades digitales, desarrollo de criterios para la supervisión de
contenidos educativos de calidad y, determinantemente, una política pública que perciba el entretenimiento no como una amenaza, sino como una oportunidad invaluable para el aprendizaje.
A diferencia del modelo educativo rígido con el que muchas generaciones fuimos formadas, estas plataformas demuestran que el aprendizaje puede ser emocionante, participativo y transmedia. En lugar de insistir en que los estudiantes se desconecten, especialmente en las aulas, debemos aprender a conectar mejor con su mundo. Y en ese mundo, la música, los videos, los juegos y los pódcast ya están enseñando. Lo que falta es que el sistema educativo los escuche.
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Felipe Olaya Arias, consultor en Gestión estratégica e Innovación Pública.