Las sombras que persiguen al Deportivo Pereira bajo el mando de Álvaro López: deudas, impagos y fracasos
El Deportivo Pereira atraviesa una de las crisis económicas más severas desde su retorno a la élite del fútbol colombiano.
En apenas un año, el club pasó de reportar ganancias por $1.679 millones en 2023 a registrar pérdidas de $3.318 millones en 2024, según un informe reciente de la Superintendencia de Sociedades.
La caída coincide con el regreso de Álvaro López Bedoya a la presidencia, un nombre que durante más de dos décadas ha estado ligado tanto al resurgimiento como a las controversias financieras del equipo.
En 2025 la crisis incrementó. Los jugadores del plantel profesional decidieron hacer cese de actividades ante los impagos y las deudas con el club.
En poco menos de dos años –López asumió finalizando 2023 como máximo acreedor ante el proceso fallido de liquidación–, el presidente volvió a quebrar el club.
Mal administrador
La participación histórica del Pereira en la Copa Libertadores 2023 significó una bonanza económica inédita: el club alcanzó ingresos por más de $38.000 millones, impulsados por las taquillas récord en el estadio Hernán Ramírez Villegas y los auxilios de la Conmebol.
Sin embargo, en 2024 la realidad cambió drásticamente. Los informes de la Superintendencia de Sociedades muestran que el club pasó de registrar ganancias por $1.679 millones en 2023 a pérdidas por $3.318 millones en 2024
Sin torneos internacionales y con un aumento en la nómina deportiva —que pasó de $15.026 millones a $17.607 millones—, el club entró en déficit.
A esto se suma un endeudamiento que se triplicó respecto al año anterior y un modelo de gestión que dependía casi por completo de la participación internacional.
El discurso de López, quien aseguró en abril de 2024 que el Pereira era “una de las empresas de fútbol más ricas del país”, se fue desmoronando conforme avanzaba la temporada.
Los retrasos en los pagos a los jugadores y las tensiones internas recordaron a los años más turbulentos de su primera administración.
Y aunque se creyó que 2024 había sido un año negativo, en 2025 se aumentó la crisis, a tal punto que los jugadores llegaron a su límite por los constantes impagos de salario, decidiendo no jugar.
Narcotráfico y deudas
La influencia de Álvaro López en el Deportivo Pereira se remonta a comienzos de los años 2010, cuando asumió el control del club tras la crisis de la entonces Corporación Deportiva Deportivo Pereira.
Su llegada no solo marcó un cambio en la estructura administrativa, sino también una etapa cargada de denuncias y sanciones.
En 2013, El Tiempo tituló un reportaje Las malas jugadas del presidente del Deportivo Pereira en donde reveló que López acumulaba investigaciones por evasión fiscal, sanciones laborales y una condena por narcotráfico en España, país del cual se fugó tras ser hallado responsable de tráfico de cocaína.
“El Tiempo reveló que López se había fugado de una cárcel de Cataluña (España), donde purgaba 10 años por narcotráfico. En 1987, la Policía halló 6 kilos de coca en libros agujereados que importó su editorial”, dice la nota del periódico.
López se fugó en 1990 después de obtener un permiso especial. Luego su proceso con la justicia española fue archivado por vencimiento de términos, y actualmente, López Bedoya no tiene cuentas pendientes con la justicia de ese país.
Además, sus empresas vinculadas al transporte público, como Promasivo S.A., fueron sancionadas por impagos salariales y por el no pago de la seguridad social de sus empleados a principios del 2000.
El dirigente siempre se defendió argumentando que la iliquidez del Pereira generó un “efecto dominó” en sus negocios, aunque sus antecedentes dejaron una huella difícil de borrar.
“Y Promasivo recibió una multa similar por retrasos en el pago de los sueldos de sus 240 trabajadores. A esa firma le figura otra penalización, por 88 millones de pesos, de la Superintendencia de Transporte, por el no pago a sus trabajadores”, continúa el diario El Tiempo.
El bucle de los malos administradores
La familia López ha estado al frente del Deportivo Pereira en varios periodos. En 2011, el medio La Cola de Rata documentó cómo los problemas legales y financieros del club se agravaron durante su segunda etapa, tras un fallido intento de conversión a sociedad anónima entre 2008 y 2011.
“El Deportivo Pereira es un equipo entregado, sin cuentas, ni patrimonio, sin saber cuál es el origen de los recursos”, sentenció Crosthwaite, político regional citado en la publicación.
En medio de una crisis salarial y deudas por más de $6.000 millones en 2010, López Bedoya irrumpió en el club aportando $250 millones para cubrir parte de la nómina. Ese gesto le abrió la puerta como accionista minoritario y, poco después, como máximo responsable del equipo.
El contexto, sin embargo, ya era adverso. Según Historias Secretas y Alejandro Pino, el Pereira arrastraba una historia marcada por inestabilidad administrativa y vínculos con posibles casos de lavado de activos. López asumió el control total en medio de ese panorama incierto.
En 2011, el club se transformó en sociedad anónima, consolidando a la familia López como accionista principal. Pero lejos de estabilizarse, el Pereira cayó en quiebra en 2012, iniciando un proceso de liquidación que duró casi diez años.
Años después, con el título de 2022 y la clasificación a Libertadores, parecía que el Pereira había dejado atrás su historia de inestabilidad.
No obstante, el retorno de López Bedoya reactivó viejos temores: una administración basada en promesas económicas, dependiente de ingresos excepcionales y sin planeación sostenida.
El futuro en duda
La caída financiera del Deportivo Pereira en 2024 es el reflejo de un modelo agotado. La pérdida de ingresos por torneos internacionales, los altos costos salariales y la falta de una estructura empresarial moderna amenazan nuevamente la viabilidad del club.
Hoy, el Pereira enfrenta deudas crecientes, déficit operativo y una gestión cuestionada, mientras la hinchada —la misma que llenó el estadio en Libertadores— observa con preocupación cómo se repite un patrón que ya conoce: el de la bonanza pasajera seguida por la crisis.
En la actualidad –octubre de 2025– no se sabe cuál será el futuro de la institución, pero los presagios no son buenos. Los jugadores profesionales en paro, los juveniles expuestos y dando la cara por un presidente que se escuda en abonos quincenales y comunicados que generan más dudas que certezas.
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