
"No he olvidado ni un solo segundo ese momento en el que me paré en la cima del Everest": Ana María Giraldo

Primero fue nadadora, después ciclomontañista y finalmente montañista. Y subiendo las cumbres más importantes del mundo Ana María Giraldo forjó la trayectoria que tiene hoy. Tanto que el 24 de mayo del 2007 se paró en la cima del Everest, la cumbre más alta del planeta, ubicada en el Himalaya a 8.848 metros de altura sobre el nivel del mar.
El Everest y cinco cimas más fueron logradas en el proyecto Siete Cumbres. La mayoría de sus compañeros las lograron, pero ella no, aún le falta Vinson, en la Antártida y en noviembre tratará de superarla. LA PATRIA habló con Ana María Giraldo.
- ¿Qué hace Ana María Giraldo hoy?
Soy una mujer orquesta, me muevo en diferentes campos, como muchos. Tengo dos hijos, Simón y Rafael, y mi esposo Francisco; ellos son mi centro. Me desempeño como entrenadora de mentalidad de cima, dicto conferencias para muchas compañías y, por supuesto, el deporte ha sido columna vertebral de mi vida, por eso ahora estoy en el proceso para escalar la siete cumbres.
- ¿Existe esa deuda de completar las 7 cumbres?
Así es, pero la vida, para llegar a las metas, obliga pausas, renuncias temporales. Mientras los demás, Nelson Cardona, Manuel Arturo Barrios, Juan Pablo Ruiz terminaron sus siete cumbres, yo estaba con toda la maternidad de los dos niños. Por eso hice una pausa sin culpas. Sabía que en algún momento iba a retornar y acá estamos.
- Habla de sus hijos...¿también los lleva a la montaña?
No sé si vayan a seguir mis pasos, ellos vienen con sus propios sueños, pero desde que tenía un año los llevo al páramo, los monto en la bicicleta, han hecho curso de escalada en roca. Ellos tienen la naturaleza presente, pero ahora están engomados, Simón con el fútbol y Rafa con el ciclomontañismo. Los iré acompañando.
- Son 7 cimas, ¿cuántas y cuáles se hicieron, y cuál falta?
Aconcagua en América, Denali en el Ártico, Elbrus en Europa, Kilimanjaro en el África y el Everest en el Himalaya. Esas cinco fueron con todo el equipo. Me casé en el 2012, en el 2013 quedé en embarazo de Simón, en el 2015 llega Rafa, mientras tanto ellos completaron las siete cumbres. Luego, en el 2018, mi esposo me preguntó por mi sueño de las siete cumbres y lo retomé de nuevo ante semejante apoyo. Empecé a trabajar y en el 2019, con el apoyo de la empresa local, hice Carstenz en Oceanía. Pensé que en el 2020 las podía terminar y no, llegó la pandemia y nos tocó hacer la pausa. En el 2023, viendo los niños grandes, pensé que era la hora de terminar el proyecto, pero no sola. Cuando hice Carstenz no tenía a quién abrazar, opté por ir acompañada y encontré a Ana Isabel Bustamante, que tiene unas cualidades inigualables como persona y como montañista. Armamos equipo e iremos en noviembre.
- ¿Cuánto vale el viaje y cómo están de recursos?
Hablamos de estos viajes y la gente no dimensiona el esfuerzo que hay que hacer. Ir al sitio más remoto del planeta implica una logística muy compleja y costosa. Ir allá tiene un costo aproximado de 55 mil dólares cada uno. Si hacemos cuentas, son 550 millones de pesos. Hoy tenemos el apoyo del grupo Nalsani, con Totto y Topara, de artículos de aventura. También de Epoyeya Colombia y otras empresas más que ven en nosotras la capacidad de hacer cosas extraordinarias en equipo.
- ¿Quién es Ana Isabel Bustamante, su compañera?
No solo por el esfuerzo físico, sino también por la capacidad mental. He tenido compañeras muy grandes, como Mónica Bernal o Caty Guzmán, pero ellas, mis compañeras en el Everest, no tenían en sus planes esta idea. Me encontré a Ana Isabel, que también estaba en el proyecto siete cumbres con dos compañeros más, uno de Antioquia y otro del Valle; yo ya había compartido con ella dos proyectos, uno en descongelamiento glaciar de la Fundación Cumbres Blancas y otro en el ascenso del programa mujeres a la cumbre de Kumanday Adventures. Encontré en ella, fortaleza física, una mujer que disfruta el camino y sin egos. A veces los egos son traicioneros y ella no lo es. Es especialista en escalada en roca.
- ¿Qué han hecho de preparación?
La traemos desde el año pasado. Hicimos cumbre en el Parque de los Nevados, fuimos a Perú, en donde escalamos montañas con más de 5 mil metros de altura. Tenemos la preparación complementaria con Pamela Holguín, del Team Manila, ella nos hizo el plan de entrenamiento. Fuimos a Bolivia, volveremos a la Cordillera Blanca de Perú y correremos el Festival de la Montaña. Ah, también fuimos a Suesca. Nuestra preparación es integral.
- ¿En qué le ha cambiado el pensamiento la montaña?
Mucho, pero yo iría más y me sitúo en el deporte. El deporte me transformó o me fortaleció el carácter. Y el montañismo, que exige capacidad física y fortaleza mental, me ha dado la visión de cómo afrontar lo grandes retos, cómo afrontar la dificultad, cómo ser resiliente, cómo valorar al otro para saber hacer equipo, cómo saber renunciar a cumbres y cómo lograrla.
- ¿Qué ha aprendido allá en la montaña?
La montaña ha sido un doctorado para mi, saber comunicarse, saber planear procesos a largo plazo y gestionar la dificultad. Esos aprendizajes me han permitido compartir estos mensajes con todo el mundo y en todo el mundo. Son una cantidad de aprendizajes en la montaña, por eso insisto en ir a la Antártida. Lo transmito a personas que ven en mi alguien igual que ellos, que ha logrado cosas importantes; se dan cuenta que sí se puede.
- ¿Qué percibe en quiénes la escuchan?
Creo que se dan cuenta de que les habla una persona como ellos, común y corriente, pero que ha sabido aprender a que todo lo extraordinario toma su tiempo. Todos podemos lograr cosas extraordinarias, pero respetando los procesos. Nada sucede de la noche a la mañana.
- ¿Qué recuerda de lo que fue pararse en la cima del Everest?
Han pasado 18 años desde que nos paramos en la cima del mundo. Cada una de nosotros teníamos 27 años de edad. No he olvidado ni un solo segundo ese momento: nos tocó el clima despejado y todo fue tan hermoso, vi la curvatura de la tierra, también toda la cordillera, todo el cielo. Allí, en medio de la inmensidad, sintiendo el viento y el corazón, pensé, por qué estoy acá y seguro que la respuesta fue...porque tienes el deber de compartirlo.
- ¿Qué piensa después hacer un esfuerzo de ese tamaño?
Cuando miro en perspectiva mis logros, recuerdo a una Ana María Giraldo temerosa, pero después me doy cuenta que todo es fantástico. El valor de los largos procesos, saber, ir paso a paso y una por una; saberse devolverse, ir de nuevo y llegar a la cima.
Las cumbres
- Las logradas
Monte Aconcagua: 6.962msnm, punto más alto de América.
Monte Kilimanjaro: 5.894 msnm, punto más alto de África.
Monte Elbrus: 5642 msnm, punto más alto de Europa.
Monte Denali: 6.194 msnm, punto más alto de la región ártica.
Monte Everest: 8.848 msnm, punto más alto del planeta y de Asia.
Monte Carstenz: 4.884 msnm, punto más alto de Oceanía.
- Por lograr
Monte Vinson: punto más alto de la Antártida, por escalar en 2025
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