Eje Cafetero

Benhur Cañón Zabaleta: el profe costeño que enseñaba con rigor y contagiaba alegría en la UTP

2025-05-21
Compañeros de Benhur Cañón Zabaleta lo recuerdan como una persona generosa y alegre. Tanto en el trabajo como en la vida social, los contagio de buenos momentos
Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA | Compañeros de Benhur Cañón Zabaleta lo recuerdan como una persona generosa y alegre. Tanto en el trabajo como en la vida social, los contagio de buenos momentos
Jorman Lugo

Benhur Cañón Zabaleta, conocido por muchos simplemente como el costeño, fue mucho más que un profesor de física en la Universidad Tecnológica de Pereira: fue un compañero leal, un amigo incondicional y un entusiasta del vallenato que llevaba la alegría del Caribe a cada rincón de la facultad.

“Siempre fue muy sociable, muy amiguero, compartía… era de esos que animaba el grupo”, recuerda el decano Juan Pablo Trujillo, quien conoció a Benhur desde los años en los que ambos eran docentes catedráticos. 

Ingresó en 2007 al Departamento de Física y, desde entonces, hizo carrera en la universidad: primero como catedrático, luego como docente transitorio de medio tiempo y finalmente como docente transitorio de tiempo completo. 

Dedicó 18 años de su vida profesional a la UTP, especialmente en la enseñanza de asignaturas como Física I, II y III, laboratorios de física y Metrología, una disciplina que dominaba con rigor.

Formado como físico, cursó una maestría en Instrumentación Física, y posteriormente otra en Enseñanza de la Física, aunque no alcanzó a presentar la tesis para obtener el título. 

Aun así, cursó con éxito todos los módulos académicos. Era conocido entre los estudiantes por su exigencia en clase, su disciplina rigurosa, pero también por el compromiso genuino con el aprendizaje.

Un costeño entre laboratorios y vallenatos

Benhur no solo destacaba por su formación académica. Tenía una fuerte vocación investigativa, colaborando con grupos como DICOPEDE (Diseño y Construcción de Equipos de Demostración) y otro enfocado en Metrología

En este campo fue clave en el desarrollo del Laboratorio de Metrología en Variables Eléctricas, el único en su categoría acreditado por el ONAC en Colombia, adscrito a la Facultad de Ciencias Básicas.

Pero más allá del tablero y los equipos de medición, Benhur fue un alma alegre que animaba las reuniones de profesores, las fiestas del sindicato y los almuerzos compartidos. 

“Siempre tenía esa chispa, esa energía costeña. Le gustaba bailar, gozarse el momento”, dice Trujillo. Su risa era contagiosa, su humor liviano y su disposición siempre generosa.

Un legado que comenzó en Mompox

Godfrey Herrera, uno de sus amigos más antiguos, lo recuerda como una persona cálida con la capacidad de contagiar el humor y poner a cantar pullas, paseos, merengues y sones.

“A mí casi no me gustaba el vallenato y por él aprendí a quererlo”, dice entre risas mientras recuerda las reuniones en las que Benhur tomaba el micrófono y se entregaba a los clásicos románticos del género. Le gustaban especialmente las canciones de Pipe Peláez.

De Benhur, recuerda también su liderazgo silencioso, su capacidad para motivar a otros. Fue él quien lo impulsó a dictar clases de termodinámica en la UTP. 

“Era muy estudioso. Le gustaba explicar, ir más allá de lo que decía la clase”, cuenta Herrera, evocando esas largas jornadas de preparación de laboratorios en los años de pregrado.

Un vacío difícil de llenar

Y esa misma entrega es la que recuerda con gratitud la profesora Marcela Botero, una de sus compañeras más cercanas en el departamento. 

“Benhur era un amigo entrañable, de esos que uno no tiene muchos en la vida. Compartíamos muchas horas en la universidad, pero también fuera de ella. Fue un apoyo en momentos difíciles, un compañero de risas y de largas conversaciones sobre la vida”.

También lo recuerda como un apasionado por las causas colectivas. Participaba en actividades sindicales, defendía los derechos de los trabajadores universitarios y promovía espacios de integración.

“Y muy servicial porque ya lo buscaban mucho los compañeros que le reemplazaron una clase, que los acompañaran a la reunión, que se metiera a un curso y él siempre estaba dispuesto.”, concluye.

Hoy, quienes lo conocieron en la Universidad Tecnológica de Pereira y más allá, lo recuerdan como un ser humano entrañable: un profesor apasionado, un investigador comprometido, un amigo leal y un costeño que supo llevar su alegría a todos los rincones donde estuvo.


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