
En vereda de Manizales crean arte que camina: "El zapato se convirtió en mi lienzo favorito", dice artista

Desde hace ocho años, Marcela Durán transforma el cuero en piezas que no solo visten los pies, sino que cuentan historias.
Cada par es el resultado de un proceso artesanal que comienza con un boceto y termina en una obra portátil, elaborada con técnicas como la serigrafía y la sublimación.
“Yo no vendo zapatos comunes. Lo que hago es arte que se camina. Cada diseño tiene alma, tiene intención”, afirma Marcela desde su taller en la vereda La Cuchilla de Los Santa, en la vía a La Linda, zona rural de Manizales.
El proyecto tuvo sus primeros pasos en Bogotá, donde trabajó junto a Jonathan Charlie, zapatero con quien fundó la marca. Con el tiempo, los caminos se separaron, y Marcela trasladó el corazón creativo de la empresa a Manizales.
“Aquí realizo todo el proceso: diseño, corte, pintura y todo lo que da vida al zapato. La fase de ensamblaje aún se hace en Bogotá, pero la esencia se crea aquí, en la montaña”, cuenta.
“Me inspiro en las aves y flores del Eje Cafetero, también en paisajes de otras ciudades o en personajes como Frida Kahlo. Incluso he trabajado con interpretaciones de obras como La noche estrellada, de Van Gogh. Todo tiene un significado”, cuenta la artista.
“Quiero que las personas se sientan identificadas con sus zapatos. Que cada par cuente una historia, que represente su autenticidad. No sigo modas; me interesa lo que sale del alma. El zapato, para mí, es símbolo del camino, y cada paso que damos habla de quiénes somos”,
expresa Marcela.
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Las técnicas de serigrafía y sublimación permiten que cada pieza sea única.
Cada par de zapatos comienza con un boceto a mano. Luego pasa por retoques digitales, hasta convertirse en un diseño listo para aplicar sobre cuero.
Hoy en día, Mundo Creciente genera empleo directo para cuatro personas: zapatero, una guarnecedora, personal administrativo y la misma Marcela, quien lidera la marca, el diseño y su identidad.
Los precios de los zapatos oscilan entre $225.000 y $285.000 pesos, y se pueden adquirir a través de redes sociales o directamente en el taller rural, donde los visitantes pueden conocer el proceso de fabricación, elegir colores y personalizar sus piezas.
Más que vender calzado, Mundo Creciente propone una forma de ver la vida. Para Marcela, la diferencia no solo se celebra: se defiende. “Ser diferente es un acto de belleza y de libertad”,
concluye.
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