
Conozca a José Alonso, el hombre de la hazaña en el incendio del Centro de Manizales

El tiempo, como en todas las tragedias, se mide por milésimas de segundo. Todo puede pasar, o no. José Alonso Dávila Ramírez, héroe de esta historia, tuvo un instante de vida o muerte. Le sucedió en la vorágine de llamas y destrucción del incendio de la tarde del 11 de agosto en Manizales.
“Sentí que ahí había terminado todo para mí, no era yo, me sentí extraño”. Inmediatamente, dice, recuperó la conciencia... “Me paré de una”. Otra oportunidad de la vida. Ese día le cayó un pedazo de alero, tras salvar a una persona en silla de ruedas.
En la noche de este martes 19 de agosto habló con LA PATRIA, ocho días después de que ardió una casa al frente del Inurbe en la carrera 21 de Manizales.
Fuego abrazador, escalas, gente, gritos, motocicleta, caos, sangre, dolor son algunas palabras de su narración. También lo son instinto salvador, lucha, arrojo, rescate, ayuda, vida, esperanza y don Sergio.
José Alonso es multiactivo. Veamos: labora, desde el 2015, como técnico automotriz en un montallantas en el sector de Bellas Artes, al lado de la plazoleta donde cada enero llegan las artesanías de la Feria. Estudia segundo semestre de Investigación Judicial, en el American Busineess School. Y lleva dos años como rescatista de la Defensa Civil.
El día del incendio que arrasó la vivienda, con habitaciones de siete núcleos familiares y cuatro locales (dos librerías, un spa y uno desocupado), estaba cerca del lugar.
“Tenía una cita en Enter Publicidad, en la esquina del semáforo del sector. Me dijeron que fuera tipo 2:00 a ver las piezas de publicidad para el montallantas y firmar el contrato. Fui a las 4:00 con dos acompañantes”.
Evacuaciones
Los infortunios, como dijimos arriba, se cuentan en segundos. A metros de allí ya la candela se propagaba rápidamente, también las voces de auxilio, auxilio. La formación de socorrista llamaba a nuestro personaje, que en unos cuantos movimientos ya estaba ayudando a evacuar el lugar.
De pronto, al frente una situación en la cual no se puede pensar dos veces. Don Samuel, en silla de ruedas. Y detrás, como fieras hambrientas, candela y humo quemando y ocultando el desastre en que se empezaban a convertir, techos, paredes, pisos y demás.
Y los obstáculos impensables. Una moto que bajaban del segundo piso. “Yo vi a don Samuel en silla de ruedas, y lo mío es salvar vidas primero que todo, de seres humanos, animales, todo lo que respire. La moto no nos dejaba pasar”, relata. Todo era confusión en las escaleras de acceso al segundo piso.
Foto I LA PATRIA
Samuel Marín, el hombre de la silla de ruedas, rescatado por José Alonso Dávila.
Una y otra
Por fin, entre varias personas, recuerda, tiraron la motocicleta al andén. El espacio quedó despejado y José Alonso pudo retomar el camino salvador con don Samuel, a quien cargó de nuevo como lo había hecho segundos antes. Quizá estos sí fueron momentos eternos para quienes participaron en esta escena.
La acera era un oasis, un edén, a esa altura de las circunstancias. Sin embargo, de la nada llegó otro ingrediente dramático, tal como quedó grabado y se ha difundido en las redes sociales. Una parte de la fachada se vino de bruces.
Lo que siguió en frases de José Alonso:
- “Escuché una explosión. Recibí el golpe en la espalda y en la cabeza”.
- “Ahí es cuando digo que sentí que todo había terminado para mí”.
- “Recobré la conciencia, no había un botiquín, apenas llegaban los bomberos. Di varias vueltas, con mis acompañantes, en busca de ayuda en instituciones de salud, pero me respondieron que no era una urgencia”.
- “Yo sentía mucha carga. Las dos personas que estaban conmigo me sostenía, yo seguía botando sangre”.
- “Llegaron los del Grupo Especial de Rescate (GER) y me atendieron con primeros auxilios. Luego llegaron mis compañeros de la Defensa Civil y me llevaron en ambulancia. Alba, la mamá de un fotógrafo de la LA PATRIA, me ofreció ayuda, ya me fui calmando”.
- “Me llevaron a la clínica Avidanti, en Villa Pilar. Allí me tomaron radiografías, tomografías. Estuve como desde las 5:00 de la tarde hasta las 11:00 de la noche”.
- “Perdí un diente. Hablé con Julián Vásuqez, cirujano dental. Él se hará cargo de la cirugía e implante. Si las personas me desean colaborar, es lo que consideren, agradecimientos”.
José Alonso Dávila Ramírez tiene 36 años. Nació en Aguadas, en una pequeña finca cafetera de la vereda Mesones, de donde la guerrilla y paramilitares sacaron a las familias, incluida la suya, a comienzos de la primera década del siglo XXI.
Por estos días es famoso en redes sociales, pues aunque no quería aparecer, dice que eso no es lo suyo, lo han convencido al considerar que salvar a alguien es algo grandioso.
Para terminar, y ocho días después del incendio, él tiene una reflexión para redondear: “En este momento no sé si fue una imprudencia mía, pues estoy entrenado para este tipo de emergencias, pero no contaba con que se iba a caer ese alerón. Lo único que pensé es que allí había alguien en riesgo de perder la vida , y yo tenía que hacer algo por salvarla. Y era la de don Samuel, con quien me daría mucho gusto conversar, en alguna oportunidad”.
Foto I LA PATRIA
Las llamas arrasaron el segundo piso con habitaciones de siete núcleos familiares. Además, dos librerías, un spa y un local desocupado, todos en el primer nivel.
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