Manizales

El Sazón de Chila, el restaurante con el que Claudia Patricia emprende su nueva lucha La Galería de Manizales

2025-08-31
Claudia Patricia Montes Londoño posa en la cocina de su restaurante El Sazón de Chila. 
Foto | LA PATRIA  Claudia Patricia Montes Londoño posa en la cocina de su restaurante El Sazón de Chila. 
Diana Pía Vidal

Claudia Patricia Montes Londoño lleva toda su vida en el sector de la Galería, pero aún no identifica los números de sus calles. Lo que sí sabe es que su restaurante ‘El Sazón de Chila’, está allí, en el corazón de Manizales. 

“A una cuadra a la derecha de la plaza Alfonso López. Donde era el Teatro Manizales, se viene por este andén, ve a una señora vendiendo sombreros y se echa para adentro. Es un salón muy amplio”, señala Claudia.  

Poco o mucho se puede entender de las indicaciones que da Claudia, dependiendo del conocimiento espacial de quien se encuentre leyendo esta nota. Sin embargo, no hay mayor certeza que en decir que El Sazón de Chila está sobre la calle 21 #17 A -47. 

Claudia Patricia es reconocida por ser una líder social del lugar. Tiene 46 años y “lleva muchos” trabajando por la defensa de los vendedores informales, acompañando a trabajadoras sexuales,  respaldando a madres cabeza de familia y visibilizando los derechos de la comunidad LGTBI. 

Claudia también es presidenta de la Asociación de Vendedores Informales, y desde ese espacio ha librado batallas por el reconocimiento y los derechos de quienes, día a día, sostienen la economía desde la informalidad.

Respaldo comunitario en Manizales 

¿Cómo pueden ayudar a los vendedores? La respuesta solo es una: Comprando. “No estamos pidiendo plata, no estamos pidiendo recursos. Estamos pidiendo que nos colaboren con sus compras. Cada vez que vienen y compran un almuerzo, eso nos sirve para nuestros hijos. Estamos luchando día a día, al sol, al agua”, expone Claudia. 

La Sazón de Chila abrió hace un mes. La especialidad es el caldo, desde $5 mil pesos hasta $12 mil según los acompañantes. Claudia asegura que emprendió en el sector gastronómico porque quiere darle estabilidad a sus dos hijas, sobre todo a la menor. 

El negocio lo abre desde las 6:20 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde. “A ver si cojo algún desayunito”, precisa Claudia. 

Formalidad 

En Chila la sazón la ponen tres mujeres: Claudia; su mamá, Flor Emilda, y doña Rosa, una amiga. Ellas hacen su magia en una cocina de unos siete metros cuadrados; con paredes verdes, mesones de aluminio y baldosas cafés. Hay un espacio para cada cosa; ollas, estufa, verduras y carnes. También una mesa para que la hija de flor adelante sus tareas. 

La fuerza detrás del fogón

El emprendimiento no ha sido fácil. Claudia confiesa que en ocasiones solo logra vender dos almuerzos en un día, lo que la pone en aprietos para cubrir los gastos fijos del local, entre ellos un arriendo diario de $20 mil “Venda o no venda, igual tengo que pagar. Y eso a veces es demasiado duro”, reconoce.

Más allá del restaurante, Claudia sigue manteniendo su compromiso social. Ella recuerda que muchas veces, cuando una trabajadora sexual, una madre desplazada o una persona con discapacidad atraviesa una necesidad urgente, recurre a un pequeño fondo comunitario que han creado para apoyarse entre todos. “Somos mujeres echadas para adelante. Lo único que pedimos es apoyo, no limosna. Ese apoyo se traduce en un tinto, en un almuerzo, en la decisión de comprarle al vendedor informal”, asegura con firmeza.


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