Ricardo Santana: el banderillero que renació tras un accidente y agradece a Dios y su familia
Ricardo Santana lleva más de 35 años en el mundo del toro. Desde los 12 años, cuando ingresó a la Escuela Taurina de Cali bajo la guía del maestro Alfonso Vázquez II, inició una carrera que lo llevaría a convertirse en uno de los banderilleros más respetados del país. A sus 49 años, recuerda cada paso que dio para llegar a las plazas más importantes de Colombia. Sin embargo, el 6 de enero de 2025 su vida cambió.
Ese día, durante la Feria de Manizales, una corrida exigente con toros de la ganadería de don Jorge Gutiérrez lo enfrentó a un momento crítico. En el primer par de banderillas fue cortado y, al intentar ejecutar el segundo par, el toro le ganó el viaje. "Perdí milésimas de segundo. Me confié. Tenía que haber saltado las tablas, pero no lo hice. Fue un error garrafal", admite Santana.
Lo que vino después fue una batalla por la vida. Estuvo 17 días en coma. Al despertar, no podía mover nada. "Desperté parapléjico. Solo podía mover los ojos", cuenta. En medio del dolor físico y emocional, su fe, su esposa Shirley y su familia fueron su refugio. "Le dije a mi esposa que me dejara ir, que no aguantaba más, pero ella me sostuvo, me cuidó como a un niño", recuerda.
Los médicos le dijeron que la mayoría no habría sobrevivido. "Mi preparación física y la mano de Dios me salvaron", asegura. Hoy, después de una larga rehabilitación, Santana ha recuperado parte de su movilidad y agradece estar vivo. "Sí, volví de la muerte. Hubo una guerra espiritual por mi alma. Fue algo muy fuerte, pero Dios me dio una segunda oportunidad"
Antes del accidente, estaba en el mejor momento de su carrera. "Estaba disfrutando como nunca. Tenía el respeto de los toreros, me dejaban banderillear a mi manera", dice.
Su experiencia lo convirtió en un referente para jóvenes subalternos. "Me escriben de España, me dicen maestro, espejo. Eso me emociona mucho", cuenta con humildad.
A pesar del dolor, Santana mantiene su sentido del humor y su gratitud. "He estado como un bebé: con pañal, sin moverme. Mi esposa me bañaba, me hacía masajes, me ponía las bolsas en las úlceras. Ella ha sido mi bastón. Mi suegra me ofreció su casa, mis cuñadas, mi mamá, todos han estado ahí. Sin ellos no estaría contando esto".
El apoyo de la afición ha sido otra fuerza poderosa. "Me escriben de todas partes, me abrazan, me dicen que oraron por mí. Me ven y dicen que soy un milagro. Y yo lo creo", afirma emocionado. También agradece a los médicos del Hospital Santa Sofía de Manizales y la clínica Imbanaco de Cali, quienes lucharon por mantenerlo con vida.
Finalmente, sobre la próxima temporada taurina en Manizales, no duda en aplaudir el trabajo de la organización. "Los carteles están extraordinarios, muy bien rematados. Espero que con la bendición de Dios tengamos siete días de llenos totales".
Hoy, Ricardo Santana no solo representa a un torero valiente, sino a un hombre que ha pasado por el dolor más profundo y ha salido fortalecido por la fe, el amor y la esperanza.
Una vida dedicada al toro
Desde los 12 años, Ricardo Santana ha estado vinculado a la tauromaquia. Se formó como novillero en Cali y en 1998 dio el paso definitivo como banderillero profesional. Ha trabajado con las principales figuras del toreo colombiano, participando en ferias en Bogotá, Cali y Manizales.
Una segunda oportunidad
Luego de 17 días en coma, Ricardo Santana despertó parapléjico. Su proceso de recuperación ha sido largo, doloroso y lleno de fe. Hoy camina, agradece y sigue en rehabilitación. “Estoy vivo por la mano de Dios y el amor de mi familia”, asegura.

El momento después de la cogida del toro que lo llevan a la enfermería de la plaza de toros de Manizales.
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