Estos son los atentados que entristecieron al país: La violencia política lleva décadas en Colombia

El reciente ataque contra el senador Miguel Uribe Turbay reaviva el oscuro historial de violencia contra líderes políticos en Colombia.

Desde el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 hasta los crímenes reivindicados por grupos armados, el país carga una herida que no termina de cerrar.

Todo empezó con Gaitán

El punto de quiebre más recordado de este ciclo violento fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. El líder liberal, considerado por muchos como la gran esperanza popular de la época, fue abatido en pleno centro de Bogotá. Su muerte desató el Bogotazo, una ola de disturbios y saqueos que se extendió por todo el país y derivó en un conflicto partidista conocido como La Violencia, enfrentamiento entre liberales y conservadores que dejó al menos 200.000 muertos en poco más de una década.

Casi medio siglo después, Colombia enfrentó una nueva oleada de crímenes políticos. El 18 de agosto de 1989, Luis Carlos Galán Sarmiento, entonces candidato presidencial del movimiento Nuevo Liberalismo, fue asesinado durante un mitin en Soacha. Galán era la figura más visible de la lucha contra el narcotráfico y su muerte conmocionó al país. El crimen fue atribuido al cartel de Medellín y a sectores corruptos dentro del Estado.

En 1990, apenas meses después, fueron asesinados dos candidatos más: Bernardo Jaramillo Ossa, el 22 de marzo, y Carlos Pizarro León Gómez, el 26 de abril. Jaramillo representaba a la Unión Patriótica (UP), un partido nacido de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC. Pizarro, por su parte, era el candidato presidencial del M-19, una guerrilla desmovilizada que se integraba a la vida política. Ambos atentados evidenciaron el rechazo violento de ciertos sectores a los procesos de apertura democrática.

En 1987, Jaime Pardo Leal, también de la UP, ya había sido asesinado. La UP fue víctima de un exterminio sistemático: más de 4 mil de sus militantes, dirigentes y simpatizantes fueron asesinados en menos de una década. Diversos estudios y organismos de derechos humanos han catalogado este hecho como un genocidio político.

Uno de los crímenes más enigmáticos y debatidos de los años noventa fue el asesinato del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, el 2 de noviembre de 1995. Gómez era una figura respetada, crítica del poder y de los acuerdos políticos que se fraguaban entre bambalinas.

Durante años se sostuvo que su muerte fue un crimen de Estado. Sin embargo, en 2020, la extinta guerrilla de las FARC se atribuyó el asesinato, aunque la familia Gómez Hurtado ha rechazado esa versión y exige una investigación independiente.

Estos hechos no solo demuestran la fragilidad de las garantías políticas en Colombia, sino también la persistencia de actores armados y estructuras criminales que amenazan la democracia. Hoy, con el atentado contra Uribe Turbay, la preocupación por la seguridad de los líderes electos se renueva, así como la necesidad de reforzar las condiciones que permitan una vida política libre de violencia.

Datos

• Cerca de 4.000 militantes de la Unión Patriótica fueron asesinados en una década
• En 1990, tres candidatos presidenciales fueron asesinados en menos de un año

Línea de tiempo de magnicidios políticos

• 1948: Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en Bogotá.
• 1987: Jaime Pardo Leal, líder de la UP, muere a manos de sicarios.
• 1989: Luis Carlos Galán es asesinado en Soacha.
• 1990: Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, candidatos presidenciales, son asesinados.
• 1995: Álvaro Gómez Hurtado cae asesinado en Bogotá.
• 2025: Miguel Uribe Turbay sobrevive a un atentado armado.

El genocidio de la Unión Patriótica

La UP nació como producto de un proceso de paz entre las FARC y el gobierno. Se convirtió en una fuerza política legal, pero fue sistemáticamente exterminada. Organismos internacionales como la CIDH han considerado estos crímenes como parte de un genocidio político.

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