
Terror en el suroeste de Colombia por ola de violencia: ocho muertos y decenas de heridos

Al menos ocho personas murieron ayer (10 de junio) en una ofensiva violenta en el suroeste de Colombia, donde 19 ataques con explosivos y hostigamientos armados sacudieron los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, según informaron las autoridades.
El Ministerio de Defensa consideró los ataques como "una reacción desesperada de los grupos armados ilegales ante las operaciones contundentes de la fuerza pública, que han golpeado sus estructuras y economías ilícitas".
En total fueron registrados siete atentados en el Valle del Cauca y 12 en el Cauca que se cobraron la vida de dos policías, uno asesinado por un francotirador en el municipio de Caloto y otro por la explosión de un bus bomba en el peaje de Villa Rica.
En esos departamentos tienen presencia las disidencias de las extintas Farc, bandas herederas del paramilitarismo y el Ejército de Liberación Nacional (Eln), el mayor grupo guerrillero de izquierda activo en el país.
También hubo explosiones de carros bomba en los municipios de Corinto y El Bordo que, en principio, se informó que no dejaron víctimas, pero finalmente los reportes médicos confirmaron el fallecimiento de una mujer de 32 años y daños a edificaciones públicas, viviendas y puestos policiales.
Cinco muertos en Cali y Jamundí
En el Valle del Cauca, cinco personas fallecieron en tres puntos distintos de Cali, la capital del departamento: una en el barrio Meléndez, otra en el sector de Los Mangos y tres civiles en el caserío de Guachinte, en el municipio de Jamundí.
Estas explosiones ocurrieron tras detonar bombas colocadas en motocicletas y barreras de señalización vial, según las autoridades locales.
En total, los atentados dejaron 40 heridos en distintos municipios de los dos departamentos y fueron atribuidos a las disidencias de las Farc que comanda alias 'Iván Mordisco', de los principales jefes del Estado Mayor Central (Emc), la facción más poderosa de las disidencias de las Farc.
La clínica caleña Fundación Valle del Lili, que recibió a 21 heridos —entre ellos ocho en estado crítico— advirtió además que enfrenta una sobreocupación del 300% en su servicio de urgencias y pidió al Gobierno activar la red de alta complejidad, ante lo que la Secretaría de Salud del Valle del Cauca emitió una alerta naranja.
"Ante la magnitud de los hechos, la Secretaría de Salud ha emitido alerta hospitalaria a toda la red pública y privada de la ciudad, activando bancos de sangre y el transporte especial de pacientes, con el objetivo de garantizar una atención adecuada a los afectados", dijo esa entidad en un comunicado.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, calificó los atentados como "actos cobardes".
En su cuenta de X, escribió: "Es momento de rodear a la fuerza pública, a nuestros soldados y policías, quienes son los que garantizan la seguridad de las colombianas y los colombianos".
Esta ola de violencia ocurre además en un contexto de creciente tensión política y violencia armada en varias regiones del país, donde operan grupos armados ilegales que se disputan el control territorial, especialmente en el suroeste por ser una salida al océano Pacífico.
Peor pico de violencia desde los acuerdos de paz
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha calificado el momento actual como la peor crisis humanitaria desde la firma del acuerdo de paz en 2016 y Human Rights Watch ha registrado un aumento de más del 20% en los homicidios y casi un 35% en los secuestros desde entonces.
Solo entre enero y abril de este año, más de 950.000 personas se vieron afectadas por la violencia y el conflicto, una cifra cuatro veces mayor que la registrada en el mismo periodo de 2024, según datos de Naciones Unidas.
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