
Aneurismas cerebrales: síntomas y riesgos que debe conocer para cuidar su salud

Entre las condiciones más silenciosas y peligrosas que pueden afectar el cerebro se encuentra el aneurisma cerebral, una dilatación anormal de una arteria que ocurre por una debilidad en la pared del vaso sanguíneo. Esto genera un abultamiento causado por la presión de la sangre, como si una parte de la pared se inflara. Esta zona es frágil y tiene un alto riesgo de romperse. Quienes las desarrollan pueden morir.
A nivel global, se estima que aproximadamente el 3,2 % de la población adulta tiene un aneurisma cerebral no roto, lo que equivale a cerca de una de cada treinta personas. Aunque muchos aneurismas no presentan síntomas, su ruptura puede desencadenar una hemorragia cerebral grave, provocar discapacidad permanente o el fallecimiento.
Lo clave
Esta condición puede pasar desapercibida durante años y convertirse -repentinamente- en una emergencia médica. Diego Gómez, neurocirujano; y Juan Mejía, radiólogo neurointervencionista de la Fundación Santa Fe de Bogotá, responden cinco preguntas clave sobre los aneurismas cerebrales para tener más conocimiento sobre los mismos:
1. ¿Cómo se detectan?
En la mayoría de los casos, los aneurismas no presentan síntomas hasta que se rompen. Sin embargo, gracias al acceso cada vez más frecuente a estudios como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, pueden verse de forma incidental durante estudios solicitados por otros motivos, como migrañas o vértigo.
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2. ¿Qué síntomas deben alertar?
Aunque el aneurisma cerebral suele ser silencioso, existen síntomas que pueden indicar su ruptura: dolor de cabeza tipo trueno (repentino y de intensidad extrema), visión borrosa, vértigo, pérdida del habla o confusión y debilidad de un lado del cuerpo.
“El dolor de cabeza tipo trueno es el síntoma más característico; el paciente lo describe como el peor dolor de su vida. Este episodio debe ser tomado con la máxima seriedad y debe ser atendido con urgencia en un centro médico especializado”, enfatizó Gómez.
3. ¿Quién está en riesgo de padecerlos?
Cualquier persona puede desarrollar un aneurisma, incluso sin antecedentes ni enfermedades previas. No obstante, hay factores que aumentan el riesgo: antecedentes familiares de aneurisma, hipertensión arterial, tabaquismo, obesidad o síndrome metabólico y diabetes.
“Cuando una persona tiene un familiar de primer grado que ha sufrido un aneurisma, debería realizarse estudios preventivos. La variable genética es un factor importante. Por otro lado, el riesgo también aumenta con la edad. Aunque se diagnostican con mayor frecuencia en adultos, también pueden aparecer en personas jóvenes, especialmente, si hay predisposición hereditaria”, advirtió Mejía.
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4. ¿Cómo se tratan?
El tratamiento varía según el momento en que se detecte el aneurisma. Si se identifica antes de que se rompa, puede tratarse de dos formas principales: mediante cateterismo, que permite sellar el aneurisma desde el interior del vaso sanguíneo; o mediante cirugía, en la que se coloca un clip directamente sobre la arteria afectada.
“El tratamiento endovascular ha avanzado mucho y permite resolver muchos casos sin cirugía abierta. Pero en otros, la cirugía sigue siendo necesaria”, explicó Gómez.
Cuando el aneurisma ya se ha roto, la prioridad médica es evitar que ocurra un nuevo sangrado y manejar las complicaciones que puedan surgir: “Las estadísticas indican que alrededor del 40 % de los pacientes mueren en las primeras 24 horas, y un 25% adicional fallece en los seis meses siguientes. Quienes sobreviven pueden quedar con secuelas neurológicas permanentes”, señaló Gómez.
5. ¿Se puede prevenir?
Aunque no es posible prevenir completamente la formación de un aneurisma cerebral, sí es posible reducir significativamente el riesgo adoptando hábitos de vida saludables. Es crucial controlar la presión arterial, no fumar, mantener un peso adecuado, comer de forma equilibrada y hacer ejercicio con regularidad.
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