Sucesos

Condena a Chita por ataque sexual y hurto: 9 años de prisión tras violentos hechos en Manizales

2025-08-31
Luis Eduardo Buriticá Guerrero, condenado por atacar física y sexualmente a su vecina.
Foto | LA PATRIA Luis Eduardo Buriticá Guerrero, condenado por atacar física y sexualmente a su vecina.
Redacción Judicial

A Luis Eduardo Buriticá Guerrero, alias Chita, no le valieron los testimonios convenientes ni su intención de demostrar que su víctima era una ladrona para salvarse de una condena.

No solo fue una mujer que tuvo que pelear sola, sin testigos, contra la agresión sexual y el hurto del que fue víctima. Las investigaciones y análisis forenses permitieron demostrar que la joven tenía razón.

 

Así fue el violento ataque

En la madrugada del 29 de diciembre del 2024, Luis Eduardo invitó a una vecina a su vivienda, en zona rural de Manizales. Allí, tras consumir bebidas alcohólicas, le propuso sostener relaciones sexuales, ante lo que ella se negó.

Ante la negativa, el hombre se abalanzó sobre ella y le practicó tocamientos en sus partes íntimas. Ante la resistencia, este sacó un cuchillo de la mesa de noche e intentó agredirla. Le alcanzó a causar lesiones leves en brazo y mano derechos.

En el intento por huir, la joven rompió los cristales de la puerta de ingreso a la vivienda, momento en el que la alcanzó, la lanzó al piso y la agredió a patadas. Además intentó asfixiarla y le robó cadenas, pulseras, dinero y un celular.

El 15 de enero del 2025, investigadores de la Sijín de la Policía de Manizales capturaron a Chita y la Fiscalía le imputó cargos por acto sexual violento y hurto calificado. Le impusieron medida de aseguramiento en un centro de reclusión.

En las audiencias posteriores, el sujeto negó cargos y optó por irse a juicio oral, adelantado ante el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Manizales. El pasado miércoles, tras hallarlo culpable, el juez lo condenó 9 años de prisión.

 

Una invitación dolorosa

La víctima sostuvo que conocía a su agresor desde que eran niños. El día de los hechos salió a comprar unos cigarrillos y cuando salía, se le acercó Buriticá Guerrero y la invitó a consumir licor a su vivienda, en compañía de otros dos hombres.

Allí sostuvieron una charla normal, pero media hora después los acompañantes decidieron irse. Él aprovechó el momento para intentar besarla y ante las constantes negativas, intentó abusarla y si no aceptaba, la chuzaría.

Tras el forcejeo, le terminó causando lesiones, tanto con el arma cortopunzante, como por las patadas que le propinó y el intento por ahorcarla.

La joven relató que en medio de todo lo que ocurrió, no estaba sola. Señaló que un familiar de Chita se negó a hablar o intervenir, mientras que otra mujer solo atinó a decirles que pelearan afuera de la casa, sin preocuparse por ayudarla o intentar llamar a la Policía.

Golpeada, sucia y llena de moretones, alcanzó a llegar a su casa y avisarle a su madre, quien acudió a las autoridades. Dos uniformados se encargaron de atenderla y enviarla a un hospital, y cuando fueron en búsqueda del sujeto, les negaron la entrada y les dijeron que solo por orden judicial podían ingresar.

Luego de eso, la presión no cesó. Por el contrario, según relató la víctima, la familia del agresor no dejó de amenazarla.

Incluso, una persona se paraba frente a su vivienda y la escupía. Otra mujer también publicó fotos en Facebook y denigró de ella, situación que la misma señalada confesó en el juicio.

En consecuencia, la afectada empezó a padecer problemas psicológicos y debieron medicarla. Incluso, el día siguiente a los hechos, cuando regresaba de la clínica, en compañía de su madre, Luis Eduardo las interceptó y las intimidó.

 

Sus excusas, sin asidero

Durante el juicio, los testigos a favor del acusado señalaron que la mujer había intentado hurtarle pertenencias al atacante y por eso él reaccionó. Además otra persona, a quien identificó la víctima en el lugar de los hechos, negó haber visto lo ocurrido.

De acuerdo con el juez, la reacción de los allegados del hoy condenado consistió en engañar a la Policía que acudió al lugar, no solo por negar la presencia de Luis Eduardo, sino por no mostrar la mínima intención de colaborar.

Sobre el papel de la mujer que presenció los hechos, indicó que su testimonio estuvo sesgado al minimizar los hechos y buscar proteger la imagen de Chita. Situación similar ocurrió con otros dos familiares al desviar el foco del hecho principal o crear dudas sobre la víctima.

En caso contrario, el juez sostuvo que la víctima fue clara y coherente con los hechos, sin contradicciones sustanciales. Además las pruebas periciales demostraron que las lesiones que ella sufrió fueron en defensa.

Aunque ya está condenado, el sujeto puede presentar su caso en una segunda instancia, ante el Tribunal Superior de Manizales.

 

Debieron protegerla

Ante las amenazas y persecución que recibieron la víctima y su madre, se ordenaron medidas de protección. Las lesiones que sufrió le generaron una incapacidad de 12 días.

 

Los derechos de las víctimas

- Recibir atención integral a través de servicios con cobertura suficiente, accesible y de calidad.

- Recibir orientación, asesoría jurídica y asistencia técnica legal con carácter gratuito, inmediato y especializado desde el momento en el que el hecho constitutivo de violencia se ponga en conocimiento de la autoridad.

- Recibir información clara, completa, veraz y oportuna en relación con sus derechos y con los mecanismos y procedimientos.

- Dar su consentimiento informado para los exámenes médico-legales en los casos de violencia sexual y escoger el sexo del facultativo para la práctica de los mismos dentro de las posibilidades ofrecidas por el servicio.

- Recibir información clara, completa, veraz y oportuna en relación con la salud sexual y reproductiva

- Ser tratada con reserva de identidad al recibir la asistencia médica, legal, o asistencia social respecto de sus datos personales, los de sus descendientes o de los de cualquier otra persona que esté bajo su guarda o custodia.

- Acceder a los mecanismos de protección y atención para ellas y sus hijos e hijas.

- La verdad, la justicia, la reparación y garantías de no repetición frente a los hechos constitutivos de violencia.

- La estabilización de su situación conforme a los términos previstos en la Ley.

- A decidir voluntariamente si puede ser confrontada con el agresor en cualquiera de los espacios de atención y en los de procedimientos administrativos, judiciales o de otro tipo.

 


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