
Las sentidas palabras de una amiga para Andrés Latorre, estudiante universitario fallecido en Manizales

Andrés Felipe Latorre Franco, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, partió de este mundo el 20 de abril de 2025, a sus 16 años; llevándose con él toda la alegría, ternura y energía que le transmitía a todos los que tuvimos la dicha de conocerlo.
Nació el 10 de mayo de 2008. Desde pequeño, Andrés se destacó por ser un chico inteligente, curioso, talentoso, creativo y apasionado por todo lo que hacía.
Amaba la fotografía, la música, la tecnología, el diseño. Era muy bueno para las matemáticas, hablaba inglés de forma fluida y se interesaba por conocer el pasado, pues tenía claro que “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”.
Era el más pequeño del salón, pero con una presencia gigante. En clase siempre fue muy juicioso, prudente, callado y, a veces, tímido; lo cual contrastaba de forma muy notable con lo extrovertido, charlatán, expresivo, descriptivo y sincero que era junto a sus padres y hermana, o con quienes éramos sus amigas, pues nos tenía confianza. Era un amigo sin filtros, espontáneo, alegre y reflexivo.
Tenía una capacidad increíble para hacer sentir querido y especial a cada persona que lo rodeaba, y de adaptarse a la personalidad de cada uno sin nunca perder su esencia, sin dejar de ser él mismo.
Sorprende su habilidad para convertir cualquier momento en una escena memorable. Tenía una imaginación interminable y un corazón generoso; siempre estaba presto a ayudar, lo que parecía complejo, lo hacía ver muy sencillo.
Pocas veces decía “te quiero”, él prefería gritarlo con hechos: con sus frases o preguntas chistosas para romper el hielo, sus ocurrencias locas que me sacaban carcajadas aun en los peores días, y ese radar que tenía para saber cuándo algo no andaba bien y correr a hacer cualquier cosa para levantarme el ánimo. Cargarme para que, según él, no me cansara al caminar, incluirme en sus planes, acompañarme a cada lugar al que iba para evitar que me sintiera sola, llevarme a conocer lugares nuevos para mí. Y entre otras cosas que colmaban mi corazón de alegría.
“Sígueme, bebé”, me decía, y yo solo podía confiar y dejarme llevar a esa burbuja que creábamos, en la que reír, cantar, bailar, compartir la comida, correr como loquitos por la calle o simplemente ser nosotros, fue suficiente para sentir que el mundo era un lugar más bonito.
Creció en un entorno de amor, y fue justo eso lo que siempre buscó ofrecer.
A veces me pregunto por qué me eligió como su mejor amiga, por qué decidió acompañarme cuando llegué a un lugar donde no conocía a nadie. Y aunque no tengo la respuesta, solo puedo agradecerlo. Valoro cada minuto compartido.
Él me enseñó que la amistad se demuestra en los pequeños actos. Me enseñó a disfrutar el instante, a ser ridículamente feliz, y que siempre, incluso en los momentos más tristes se puede encontrar una risa. Nunca conocí a alguien igual. Y no creo que vuelva a hacerlo.
Andrés fue ese tipo de persona que llega una sola vez, pero se queda para siempre. Y aunque hoy me inunda la nostalgia por su partida, me aferro a cada recuerdo, a cada risa compartida, a cada mirada cómplice, a cada locura que solo tenía sentido si era con él.
Yury Yicel Guerrero Córdoba, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, de la U. de Manizales.
Lea más sobre su vida: Andrés Latorre, 16 años de luz: en Manizales recuerdan al universitario, amante de la música y la televisión
Haga clic aquí y encuentre más información de LA PATRIA.
Síganos en Facebook, Instagram, YouTube, X, Spotify, TikTok y nuestro canal de WhatsApp, para que reciba noticias de última hora y más contenidos.