Toma del Palacio de Justicia 40 años: memorias de la periodista Olga Behar, autora del libro "Noches de humo"
A las 11:30 a.m. del 6 de noviembre de 1985 un ‘extra’ de Caracol Radio cambió el rumbo de la periodista caleña Olga Behar, la informó de un hecho que marcó un antes y un después en la historia de Colombia: la toma de la guerrilla del M-19 al Palacio de Justicia.
La entonces reportera del Noticiero 24 horas estaba de licencia, preparando la presentación de su primer libro Las guerras de la paz que sería el 8 de noviembre, y se dirigía a una entrevista en el periódico El Tiempo.
“Eso fue un desconcierto muy grande, como que no supe qué hacer. Llamé a verificar que la entrevista quedaba cancelada. Cosa que me confirmaron”, recuerda en diálogo con LA PATRIA.
En esa época no había celulares ni internet, por lo que Behar regresó a su casa, necesitaba estar cerca de un teléfono para tratar de hacer contactos. “De qué manera uno podía como ciudadano, como periodista, como una persona amante de la paz contribuir para que esta cosa no se desbocara, pero fue muy difícil”.
Reconoce que los periodistas en ese momento sí querían informar de lo que estaba pasando, a pesar de la censura evidente del Gobierno, que contribuyó a las decisiones de los militares. “Creo que el M-19 en eso se desenfocó, así como los periodistas nos desenfocamos. Dijimos 'esto va para largo’, va a ser similar a la toma de la Embajada dominicana en 1980 y que duró 60 días. Nunca nos imaginamos que una hora después iba a entrar el primer tanque del Ejército al Palacio y que esto iba a ser una masacre tremenda”, indica.
Al segundo día se acercó a la Plaza de Bolívar, 27 horas después, cuando el Ejército finalizó su contraataque. “Muy a lo lejos pude ser testigo de ese final dramático que tuvo la toma del Palacio de Justicia”.
La demanda armada que buscaba el M-19 contra el presidente Belisario Betancur y el operativo de las Fuerzas Militares provocaron cerca de 100 muertos y 11 desaparecidos, entre magistrados, civiles, soldados y guerrilleros.
Allí estaban varias de sus fuentes que cultivó desde la confianza y credibilidad como el magistrado Manuel Gaona Cruz, quien días antes le había hablado de sus bebés; o los miembros del comando M-19 que le habían contado sus historias para su primer libro, Lucho Otero, Andrés Amarales y Alfonso Jacquin, y otros que quizá vio en sus labores de reportería en los campamentos.
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El valor de la reportería
Seis días después del holocausto del Palacio de Justicia, otro hecho marcó a Behar que sería clave para su libro Noches de humo (1988), una novela histórica que le revelaría, de manera temprana, detalles al país de cómo se planeó la toma y se vivió la retoma.
Por orden del comandante del M-19, Álvaro Fayad, unos hombres la buscaron en el noticiero y la llevaron hasta donde la única guerrillera que salió viva: Clara Elena Enciso. Querían que con sus técnicas periodísticas la entrevistara y les ayudara a entender qué había pasado en el operativo.
"Aquí no hay nada que grabar, no hay nada que hacer, por más buena entrevistadora que yo sea, ella está en un estrés postraumático tan feroz que lo que necesita es, primero, un psiquiatra y, segundo, que la saquen del país”, recuerda Olga que les expresó.
Seis meses después y desde su primer exilio en México, luego de que su apartamento fue allanado y el Gobierno de Betancur no le garantizara su seguridad, Behar pensó en escribir de los expatriados, pero su maestro literario y amigo, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, la llamó y le dijo: “Olga, este libro después, algún día. Ahora tienes que hacer el libro del Palacio de Justicia”.
La periodista se creía incapaz de lograr la publicación sin hacer trabajo de campo, “con esas taras que trae del periodismo y la reportería”.
Galeano le dio la solución: “Olga, tu problema se resuelve con 10.000 dólares, conseguítelos. Todos van a querer hablar, el militar, el hijo de Reyes Echandía. Entonces, les pagas el pasaje, el hotel y conversas con ellos en otro país”.
Así lo hizo Behar con ayuda de su papá y con las ganancias de la primera edición le devolvió ese préstamo. Además, contó con el respaldo de Gabriel García Márquez, quien le enseñó a usar una computadora. “Te espera mucho trabajo y también mucho dolor. Pero este es un libro necesario. Suerte, y si me necesitas, aquí estaré”, fueron las palabras del Nobel.
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Los testimonios de Noches de humo
Para contactar a Enciso acudió a una de sus fuentes del M-19, Antonio Navarro Wolff, quien estaba entre Cuba y México por los tratamientos de su pierna tras el atentado que sufrió en Cali.
Para ella, el periodismo no debe ser aséptico, sino que debe involucrarse, sentir la "sangre en la arena" y construir la memoria valorando a los diferentes actores de un conflicto.
Algo crucial para Behar es el contacto personal con sus entrevistados, lo que enriquece el trabajo, pero que considera se ha perdido en el periodismo.
“Si yo no puedo ver a los personajes, no puedo meterme en sus zapatos, meterme en su corazón, en su alma”, afirma.
La autora convivió durante un mes con Enciso en un apartamento. “Nos levantábamos al mismo tiempo, ella en su habitación, yo en la mía, hacíamos aeróbicos durante 45 minutos juntas, desayunábamos, trabajábamos y como ella tenía ese delirio de persecución horrible, nunca salía”, rememora.
Noches de humo es producto de esa disciplina que Behar aplica y que aprendió de sus mentoras en el periodismo, Alegre Levy y Oriana Fallaci.
En el libro, la escritora caleña presenta cuatro personajes principales que simbolizan los diferentes actores del conflicto:
- La guerrilla: Clara Elena Enciso, la única subversiva que sobrevivió a la toma del Palacio.
- La sociedad civil: el abogado Eduardo Umaña Mendoza, quien en la primera edición del libro se llamaba Camillo Urrutia por razones de seguridad, pero pidió ser incluido para que sus hijos conocieran su labor. Representa a las víctimas de los desaparecidos.
- La justicia: en el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía. Con ayuda de su hijo Yesid reconstruyó su legado.
- Los militares: personificados por "Rambo Criollo", un joven pereirano de 21 años, cuyo nombre fue cambiado por seguridad y que ofreció “una perspectiva fresca” y no oficial de los hechos, sacó del Palacio a Clara Forero de Castro, esposa del ministro de Gobierno, y al hermano del presidente Belisario Betancur, el consejero de Estado Jaime Betancur Cuartas.
La escritora no buscó las voces tradicionales como el ministro de Defensa, el general Miguel Vega Uribe, o el comandante del Ejército, el coronel Rafael Samudio Molina. “Me iban a repetir la versión oficial que salió del Gobierno en ese momento”, apunta.
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La falta de verdad
Al presidente Betancur lo incluyó en el epílogo, el cual en la primera edición del libro con Planeta no pudo incluir por petición de la editorial, pero sí está en la publicación internacional con Claves Latinoamericanas y en ediciones posteriores.
“Trae la comparecencia que hizo Belisario Betancur ante un juzgado penal en Colombia para dar su declaración juramentada sobre los hechos del Palacio… la interrogación del abogado de la defensa Eduardo Umaña Mendoza, quien representaba a las víctimas… y la manera absurda como él fue contestando una a una las preguntas, lo que mostró una desconexión absurda con la forma como se estaba resolviendo el tema del Palacio de Justicia”, señala Olga.
La periodista insiste en que Betancur tenía mucho que contar y debió dar la cara por, lo que algunos llamaron, un golpe de estado no declarado y transitorio. “Ha debido decir de lo que fue objeto, de cómo lo marginaron del poder y su versión sobre lo que pasó. Y la versión de él ha sido la primera alocución presidencial del 7 de noviembre, una cosa paupérrima”, asevera.
Agrega que si el presidente no fue capaz de encarar su realidad, “menos les vamos a pedir a militares criados en la Escuela de las Américas en la Guerra Fría, en donde el tema de la verdad no existe”, concluye.
Para Olga, hoy, 40 años después es fácil ver las fallas en lo que pasó en el Palacio de Justicia, pero en su momento era algo incierto de cómo iba a resultar la toma.
En su libro de crónicas autobiográficas A bordo de mí misma, publicado en el 2013 por la editorial Ícono, reflexiona: “Creo que, aparte de los procesos políticos y jurídicos, aparte del juicio de la historia, algún día se deberá hacer un análisis de cuánto perdió Colombia con una generación mutilada y los principios democráticos cercenados”.
Nuevo libro sobre el M-19

Foto | El País | LA PATRIA
Olga Behar y su hija, Carolina Ardila Behar, publicaron en octubre Los invisibles del M-19, los fragores de una dolorosa guerra hacia la paz. “El libro va desde la fundación del M-19 hasta casi el día de hoy, con una persona del M-19 en el poder. Tiene las angustias de la desmovilización y las preocupaciones actuales”, explica la periodista caleña.
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