
La caldense que une a 118 personas para regalar sonrisas y mercados en su pueblo

Alba Lucía Marín Agudelo es una mujer con iniciativa. Tiene 62 años, es oriunda del corregimiento San Félix (Salamina), pero lleva 36 años viviendo en Filadelfia (Caldas). Allí, mensualmente, sin falta, entrega sonrisas.
Su historia está atravesada por la vocación de servicio que tiene desde niña y que contagia a otros en el pueblo.
“Es como un don que nace con uno porque prácticamente el estudio mío fue más bien poco, simplemente fui bachiller y nunca tuve la oportunidad de estudiar más porque en mi casa éramos 11 hijos y teníamos muchas necesidades, pero el querer ayudar siempre estuvo”, asegura.
10 Mil Sonrisas es el nombre de su iniciativa que lleva 18 jornadas de donaciones y 118 voluntarios del municipio y otras tres ciudades de Colombia.
Una idea con eco
Fotos l Cortesía para LA PATRIA 7 mujeres en Filadelfia (Caldas) lideran la iniciativa 10 Mil Sonrisas de ayuda a hogares necesitados con la financiación de 100 ciudadanos que aportan mensualmente $10 mil.
Todo arrancó en enero del 2024. Marín Agudelo llevaba unos 20 años dictando catequesis de manera voluntaria en la parroquia del pueblo, pero sentía que podía ayudar más.
“En ese espacio vi muchas necesidades en las familias de los niños. Entonces hablé con mi esposo, me apoyó y recogí entre nosotros cinco, él y mis tres hijos, un dinero para empezar a llevar mercados mensuales a esos hogares necesitados”, recuerda.
Lo que empezó como un asunto familiar, se volvió un auxilio de varios. Una amiga de Alba supo la historia y quiso también participar. “Y luego otra y otra y otra. Fue así como el primer mes ya éramos 30 personas de Filadelfia en un chat de WhatsApp”, explica.
La propuesta era que cada integrante donara $10 mil cada mes, Alba recogería el dinero, visitaría a las familias, compraría lo que alcanzara y haría la entrega en nombre de todos.
“Siempre he sido perfeccionista y me gustan las cosas bien hechas por eso desde el comienzo envié informe contable para que fuera transparente”. Desde aquella vez todas las entregas tienen reporte de gastos y compras. A partir de ese primer empujón los 30 accedieron a dar su cuota mensual y estar pendientes de la actividad de servicio.
“Por eso el grupo se llama 10 Mil Sonrisas. En memoria de esos primero $10 mil que reunimos. Lo de sonrisas es porque sabíamos que con ese dinero íbamos a llevar muchas a varios hogares de Filadelfia”, rememora Marín.
Así ha sido infaliblemente desde entonces. Hasta ahora, han entregado 35 colchones, cobijas, almohadas, tendidos de cama, estufas y licuadoras, 28 basecamas, 2 prótesis dentales, 2 camarotes, medicinas, pañales, vitaminas y 40 mercados.
Alba agradecida añade que la gente es la que le ha permitido que funcione. “Porque una cosa es que uno tenga la idea y otra es contar con quién hacerla realidad. Para mí eso fue muy importante: saber de que la gente creyó, que querían ayudar”.
Grupo de mujeres voluntarias:
Después de los primeros meses, otras mujeres quisieron sumarse a la logística que encabezaba Alba.
Ahora cuenta con la ayuda voluntaria de dos profesoras pensionadas, María Noelba Ocampo y Marina Marín, de su amiga Marisol Rodríguez quien se encarga de recoger el dinero juiciosa; la profe Natalia Patiño quien hace el informe contable; Martha Ocampo que colabora con lo que haga falta y María Esperanza Marín que es una mujer, según Alba, muy conocida en el pueblo y difunde lo que hace a todos los que conoce. “Cuando uno menos piensa ya tenemos más gente involucrada”, celebra Alba Lucy.
Las 7 sostienen la operación de 10 Mil Sonrisas e incluso, cuando todas coinciden, hacen la entrega de las donaciones juntas. “Nosotras mismas buscamos a la gente que vamos a ayudar, las visitamos y luego programamos la ayuda”, dice.
Aparte de ellas, el grupo de WhatsApp actualmente suma otras 118 personas residentes en Filadelfia, dos coterráneos en Medellín, uno en Bogotá y cuatro en Manizales.
Primera ayuda a lomo de mula
A lomo de mula cargaron los primeros colchones que entregó 10 Mil Sonrisas, Alba Lucy Marín, su creadora, recuerda ese momento y se conmueve al saber que siempre hallan la forma de hacer llegar donaciones.
Alba Lucy recuerda el primer servicio que realizaron en el 2024 en la vereda La Loma, a 20 minutos del casco urbano de Filadelfia.
“Visitamos a una familia de la vereda donde habían unos niños que dormían en unos colchoncitos muy feítos. Decidimos que íbamos regalando los colchones y cumplimos, incluso les dimos cobijas, almohadas y tendidos de cama. Los tuvimos que llevar a lomo de mula porque era un camino muy estrecho y eran dos colchones. Nosotras íbamos a pie pegadas a la cola del animal”.
La caldense y creadora de 10 Mil Sonrisas cuenta que ese primer servicio los llenó de emoción y los motivó a continuar con más, sobre todo, en zonas rurales debido a un fenómeno que ha mapeado Alba.
Ella sabe lo que significa irse de su tierra natal y crear hogar en otro sitio. La suya fue una decisión voluntaria. “ Llegué a Filadelfia muy joven. Traía mis dos niños pequeños y venía embarazada de la niña”. Pero ha notado cómo arriban al pueblo personas que no tuvieron otra opción.
“En las veredas hemos ayudado mucho, sobre todo, porque hay un fenómeno creo que a nivel nacional. Hay muchos desplazados. Nos ha tocado llegar, por ejemplo, a partes donde hay una familia con tres niños, pero no tienen donde dormir”, relata Marín.
Alba se enteró que una mujer desplazada llegó sin nada a una vereda del municipio y la dotaron de implementos de cocina. “Le compramos olla pitadora, licuadora, estufa, cubiertos y demás. También le dimos camita a su hijo, incluídos los tendidos”.
El dormir bien es una prioridad dentro de las ayudas que entregan en 10 Mil Sonrisas. Para Alaba Lucy si las condiciones de los lugares de descanso son precarias en un hogar, asimismo lo es el sueño y por lo tanto, mejorar en algo la calidad de vida de una persona se puede realizar por medio de una cama cómoda y propia. “Un sueño bueno lo va a ayudar a soportar otras cosas”, teoriza la caldense.
“Tuvimos la oportunidad de visitar una familia de cuatro adultos mayores. Tenían unos colchones muy viejos, pero estaban aferrados a ellos. Póngale que tenían yo creo que 50 años estos colchones, no daban más. Eran los primeros y los únicos que habían tenido. Casi no nos dejan reemplazarlos. Pero al final quedaron felices de estrenar, hasta nos alcanzó para un closet. Son cosas que lo van llenando y motivando a uno. Ver la felicidad de ellos”, manifiesta.
Sin política:
La única condición que tiene Alba con su proyecto es que nadie puede meterle política ni políticos al grupo porque “la política acaba con lo que sea. Mi cuento es que hay que ayudar a la gente y no más, sin intereses”.
Alba Lucy compra todo desde Manizales donde tiene el contacto directo de un fabricante para que el costo sea menor. Desde la capital caldense encarga las camas o los colchones y una vez llegan, se alista con sus compañeras para repartirlos. “Eso sí, yo procuro que sean cosas muy buenas, porque hay cosas baratas, pero malas. Yo busco calidad. A mí me gusta que lo que entregamos tenga presencia, que se vea lindo, que si es de niños tengan sus muñequitos y así”.
Algunas veces las ha acompañado la Policía, otras ocasiones contratan un yip que las transporta y regresa después de la labor cumplida. Lo que siempre pasa es que el punto de encuentro es la casa de Alba en el barrio Los Cristales.
Desde allí encuentran la forma de llegar hasta los hogares con los regalos y, según la creadora del proyecto, las jornadas de servicio la acercan a Dios.
“Dios no está únicamente en la Iglesia. También lo encuentra uno en la calle, en un parque, en una vereda, en una casa y entonces cuando uno da algo para ayudar a la gente es como encontrarse con Dios, eso es lo que siento cada vez que ayudamos”, concluye.
Reciben ayudas
Si desea ayudar o conocer más de la labor de 10 Mil Sonrisas escriba al celular 314 6620240