
Homenaje para Andrés Latorre recuerda su vacío en el aula, sus compañeros aún no superan la pérdida

A Yury Yicel Guerrero, compañera de Andrés Latorre, el estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Manizales fallecido el 19 de abril, aún le pesa la ausencia del que calificó como el pilar de su red de apoyo en la capital de Caldas. Es que ella es de Istmina (Chocó).
Con ella y otras amigas del joven se conversó el pasado martes, cuando en el centro de educación superior plantaron un árbol en memoria del que describen como un amigo incondicional.
Se les preguntó cómo concebían el aula, para la fecha, tras la partida de su compañero de una forma intempestiva. Aún tratan de asimilar lo sucedido con el protagonista de esta historia que murió a los 16 años.
"A mí aún me cuesta asimilar que él ya no está. Todavía lo siento muy cerca, me acostumbré tanto a tenerlo, a sus risas, a sus frases, que yo lo recuerdo siempre", dijo Yicel, el día de su homenaje.
Ella agregó: "Me queda el consuelo de que pude aprovechar como cada momento, cada oportunidad que tuve para estar a su lado. Siempre será difícil entrar al aula y no verlo. Ya no va a estar esperándome".
Foto / Cortesía / LA PATRIA
A Andrés Latorre le encantaba la música y, como instrumento, la guitarra eléctrica.
Para sanar y avanzar
La psicóloga Fanny Bernal, especialista en duelo, habló sobre los sentimientos que hoy hay en las aulas que compartían con Andrés. Seguramente los que también se viven tras el fallecimiento de Emily Mora, la estudiante de Medicina de la misma institución que murió el 22 de abril.
Pasa que el impacto de una muerte temprana entre compañeros universitarios es profundo y doloroso. Cuando un estudiante fallece de forma inesperada, toda la comunidad educativa se ve sacudida. Los más cercanos a los jóvenes ausentes son quienes sienten con mayor intensidad el golpe de la pérdida y la ausencia física diaria.
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“Es algo que les duele mucho, les perturba. La muerte temprana genera miedo y frustración. Es como una intrusa que irrumpe en la vida de los jóvenes y les arrebata la posibilidad de seguir compartiendo con quien estaba ahí cada día”, dijo Bernal.
Desde la psicología, se han implementado acompañamientos específicos para los grupos más próximos a los jóvenes fallecidos. Estos encuentros terapéuticos permiten expresar el dolor, hablar del ausente y comenzar a elaborar la pérdida desde un lugar seguro. Los rituales, como los homenajes y la ceremonia de plantación de la fecha, se han convertido en herramientas significativas.
El proceso de duelo, advirtió Bernal, no responde a fórmulas establecidas. No existe una única manera de vivir la pérdida. Cada persona tiene su propia forma de tejer el vínculo con el otro, y, por tanto, su propio camino para aceptar la ausencia.
Foto / Elizabeth R. Rojas / LA PATRIA
Durante el homenaje, la psicóloga Fanny Bernal encendió una luz en memoria de Andrés Latorre.
“El punto de la siembra pasa a ser un lugar donde se puede ir a hablar con el ausente, leer un libro, sentarse a recordarlo. Es un ritual de sanación para quien está en duelo y de vida para quien partió”, subrayó la profesional.
Uno de los mayores desafíos -para los sobrevivientes- es afrontar una muerte intempestiva, cuando no hubo oportunidad de despedida ni tiempo para procesar lo sucedido. En estos casos, la intervención profesional es clave para ayudar a los dolientes a poner, en palabras, lo que sienten y reconocer la rabia, la impotencia y el miedo que suelen acompañar el dolor.
“El tiempo no cura nada por sí solo. Cura lo que se hace con el tiempo. Hay personas que, por miedo a dejar de sentir, se niegan a vivir. No se permiten reír, abrazar, salir de nuevo, porque creen que eso sería traicionar al fallecido. Pero ese dolor detenido no es amor, es parálisis emocional”.
El aula como espacio de formación, según Bernal, también debe convertirse en un entorno que acoja el dolor. Comprender que el duelo no sigue pasos lineales y que cada estudiante lo vive a su modo es fundamental para acompañar desde la empatía y la escucha.
"Volver a clases puede ser duro, pero hacerlo con rituales de memoria y contención puede ser también una forma de sanar", concluyó la experta.
En sus recuerdos
Samara Calderón
"Andrés siempre estaba sonriendo y buscando la manera de hacernos sentir queridas en todo momento. El hueco que deja es muy grande. Siempre lo vemos en los pasillos y lo extrañamos en las aulas. Lo recordamos con una sonrisa".
Laura Medina
"Se siente un vacío gigante ver la silla vacía del salón. Lo vemos en todos lados, porque tenemos muchos recuerdos con él. Sabemos y sentimos que está en un mejor lugar. Lo extrañamos".
María José Gómez
"Es un vacío muy grande el que se siente, era el más chiquitico entre nosotras. Es muy complicado, él se destacaba mucho por su risa, por sus chistes. Ha sido muy difícil su ausencia".
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